miércoles, 29 de abril de 2020

Estrés y enfermedad


Los antidepresivos reducen el estrés inducido por enfermedades ...


Las hormonas del estrés se elevan cuando la persona es incapaz de apagar su respuesta ante el estrés, esta será buena si se la experimenta durante poco tiempo. La respuesta crónica será negativa para el organismo a largo plazo. 

En la década del 1920, el Dr. Walter Cannon, (fisiólogo norteamericano) fue el primero en descubrir lo que llamo la respuesta de pelea o huida como parte de la reacción ante el estrés. En 1936, escribió un artículo titulado “El rol de la emoción en la enfermedad”, que publico en revistas de medicina interna, donde enunciaba que cuando una persona se veía bajo un ataque extremo, el miedo que se producía en respuesta a dicha percepción, podía producir cambios fisiológicos significativos en el cuerpo. 

El miedo intenso produce una señal de que el cuerpo necesita defenderse o escapar, un conjunto integral de respuestas físicas que involucra principalmente la epinefrina y la norepinefrina, estas dos hormonas, tienen un efecto dramático durante periodos de estrés intenso. 

Cuando ocurre un evento estresante, el cerebro percibe el estrés y responde haciendo que se liberen hormonas especificas del hipotálamo, la glándula hipófisis o pituitaria y la glándula suprarrenal. La respuesta al estrés, hace también que las glándulas adrenales liberen epinefrina (también llamada adrenalina). 

Los nervios simpáticos que están ubicados en todo el cuerpo, aun en nuestros órganos y tejidos, cuando se estimulan, liberan más epinefrina, el ritmo cardiaco aumenta, también se estimula el colon (lo que puede producir diarrea), se produce sudoración, se dilatan os tubos bronquiales para permitir el acceso adicional de oxígeno, además de otras reacciones.. las hormonas trabajan en un equilibrio muy preciso, la cantidad adecuada de cualquier hormona, produce resultados positivos. 
Sin embargo, si hay demasiado o poca cantidad de una hormona en particular, los resultados pueden ser negativos para el organismo. 

Uno de los primeros investigadores en vincular el estrés emocional con la enfermedad, fue el Dr. Hans Selye (endocrinólogo canadiense). El estableció que el miedo, la ira y otras emociones estresantes, hacían que las glándulas adrenales se agrandaran mediante la sobre estimulación de glándula pituitaria. 

O sea que, demasiado estrés hace que esta glándula fabrique una sobreproducción de hormonas. La sobreproducción de adrenalina durante momentos de alto estrés, puede hacer que el cuerpo realice esfuerzos asombrosos. La adrenalina es una hormona del estrés que produce una excitación tan poderosa como la de cualquier droga exógena. 

Con altos niveles de adrenalina, la persona puede sentirse grandiosa. Quien tiene adrenalina recorriendo su cuerpo, tiene gran vitalidad, no necesita tanto sueño y suele sentir gran excitación por la vida en general. 

La adrenalina tiene efectos físicos de largo alcance, hace que el cerebro se concentre, agudiza la visión y contrae los músculos en preparación para la pelea o huida, también aumenta la presión sanguínea y el ritmo cardíaco al contraer los vasos sanguíneos. 
Cuando la adrenalina empieza a fluir por el cuerpo, la digestión se interrumpe porque el flujo de sangre se desvía del tracto digestivo hacia los músculos, que es donde se necesita. 

Cuando el estrés se activa por un periodo de tiempo breve y determinado, un poco de adrenalina es beneficioso y no es dañino para el organismo. 
Por ej. si una persona es atacada por un perro o por otra persona, el cuerpo reaccionara ante el estrés percibido, ante el peligro, bombeando una cantidad de adrenalina y cortisol al sistema que le permitirá salir corriendo o defenderse. Una vez pasada la situación estresante, seguirá una sensación de fatiga y necesidad de descanso para reponer las energías perdidas. 

Es importante saber que nuestro cuerpo percibe toda situación de tensión, desde una pelea matrimonial, o la discusión con un hijo, o alguien que se cruza indebidamente en el medio del tráfico, etc., estas situaciones requieren de una sobreproducción de adrenalina y cortisol. El cuerpo no diferencia las causas, solo percibe el peligro o la dificultad y responde inmediatamente. 

En condiciones normales, este ciclo de adrenalina, cortisol, fatiga y descanso como respuesta, suele ser inocuo para el cuerpo y se activa como supervivencia, o sea para salvarnos la vida (al darle la capacidad de pelear o huir del peligro.) 

El estrés a largo plazo, sin embargo, puede hacer que estas hormonas se bombeen en el sistema casi constantemente, por ej. si vives durante años en estado de ira no resuelta contra tu cónyuge, hijos, o muchos años trabajando bajo un jefe o un sistema que te hace sentir impotente y abusado, quizá vives continuamente con sensación de enojo o peligro y el flujo de la adrenalina puede volverse excesivo. 

Estrés crónico: reclamos, exigencias, rutinas, tensión, angustia, preocupación por el futuro, frustración, ansiedad, falta de descanso, miedo, insomnio, aislamiento. 

Este estrés emocional de largo plazo, hace que continuamente fluyan hormonas de adrenalina y cortisol en el torrente sanguíneo, teniendo esto efectos muy dañinos en el organismo. 

Los niveles elevados y prolongados de adrenalina, producen aumento del ritmo cardíaco y presión sanguínea, al punto que estos síntomas se vuelven la norma. Con el tiempo pueden causar la elevación de los triglicéridos (grasas en sangre), la elevación del azúcar en sangre y que la sangre se coagule más rápido (dando lugar a contribuir a la formación de placas de arteroma), además de hacer que la tiroides este sobre estimulada y que el cuerpo produzca más colesterol. Todos estos efectos son muy nocivos en el tiempo para el organismo. 

El nivel elevado de cortisol puede producir un aumento de peso, que los huesos pierdan calcio, magnesio y el potasio, haciendo que se pierda densidad ósea. Además el cuerpo también puede retener sodio (sal), aumentando la tensión arterial. 

Si no se controla la liberación constante de estas hormonas del estrés (adrenalina y cortisol), el cuerpo se va desgastando aceleradamente, aunque haya pasado unas horas del incidente, la química hormonal alta puede continuar en el cuerpo afectándolo negativamente. El estado de ansiedad se hace cargo de nuestras vidas. 

Cuando el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal entra en acción preparando el cuerpo para una crisis, perdemos la habilidad de pensar mejor; cuanta más presión, más disminuye nuestra capacidad para razonar, pensar con claridad, aprender, funcionar de manera creativa, disminuye la memoria, la concentración, la capacidad e planificar y organizar con eficacia, creamos lo que los neurocientíficos llaman una ―disfunción cognitiva-. Si esto persiste, el cuerpo se daña a sí mismo. 

Las reacciones ante el estrés, es la manera en que nuestro cuerpo procesa y libera tanto las emociones como los elementos físicos negativos que vivimos a lo largo de la vida. Los neurocientíficos, comienzan a conocer las bases biológicas de las emociones, y su relación con la razón y con la conducta humana. Abordaremos este tema en el apartado de Psiconeuroendocrinmunología. 

El cuerpo es inseparable de la mente. Todo lo que hacemos como lo que pensamos y sentimos, tienen consecuencias físicas. Son nuestras creencias las que controlan nuestro cuerpo, nuestra mente y por lo tanto, nuestra vida. 



Si quieres aprender mas sobre la comunicación cuerpo-mente:



www.centroelim.org


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