viernes, 27 de diciembre de 2019

La Presencia en la Emoción- Mindfulness/Atención Plena


Las emociones y sentimientos surgen espontáneamente en la meditación y si no sabemos manejarlas, se convierten en un obstáculo porque impiden concentrarnos, y relajarnos adecuadamente. 

Además, las emociones, con frecuencia son causa de sufrimiento psicológico, por ello, a algunas de ellas como el odio, la rabia o la desesperación, se les llama negativas, pero en realidad, las emociones tienen una función, una razón de ser en el fondo positiva, son nuestra brújula interna, y vienen a avisarnos que hay necesidades que no estamos satisfaciendo, y si nos hacen daño, o las consideramos negativas, es porque ofrecemos resistencia, no las aceptamos, luchamos contra ellas, es preferible denominarlas “emociones dolorosas” o “difíciles”. En lugar de aprovecharlas como fuente de energía vital, son ellas las que nos utilizan y dominan, cometiendo acciones que terminan convirtiéndose en fuentes de sufrimiento. 

Cuando estamos en Presencia, podemos relacionarnos de manera diferente con ellas, ya que nos damos cuenta que no somos la emoción, nos desidentificamos y aprendemos a aceptarlas y a gerenciarlas. 

Las emociones desde que surgieron en la antigüedad (2500 millones de años, no de la forma en que las conocemos ahora.), tuvieron la función de ayudar al ser vivo a tomar decisiones. 

Ante un estímulo nuevo la pregunta es: este estímulo es beneficioso o es peligroso para mí, me debo acercar o debo huir?, hay apetencia o hay aversión?. Luego evolucionaron en miles de años y tomaron la forma con que las conocemos ahora. 

Desde las investigaciones de Joseph Ledoux sabemos que en el cerebro, los estímulos que después van a provocar las emociones, recorren dos vías nerviosas principalmente. 

** Una vía corta que va desde los núcleos sensoriales del tálamo hasta las estructuras subcorticales implicadas en la emoción, principalmente la amígdala, es una vía corta y rápida y nos permite reaccionar a estímulos peligrosos, ej. si al cruzar la calle viene un coche muy rápido y requiero una respuesta rápida (no hay tiempo para pensar) para preservar mi vida. 

** La otra vía es larga, pasa por la corteza, desde los núcleos talámicos sensoriales va a la corteza y luego baja hacia las estructuras subcorticales como la amígdala, entonces aquí se hace una elaboración más detenida del estímulo; al implicarse zonas relacionadas con el lenguaje para formular una frase, se tarda más tiempo. 

Entre el estímulo que produce la emoción y la respuesta, transcurre un tiempo en el cual se produce la evaluación. 

Según como se elabora la información en cada caso, Paul Ekman (es un psicólogo pionero en el estudio de las emociones y la expresión facial de las mismas), distingue entre una evaluación automática, que es de evaluación rápida, corresponde a la vía corta; y una evaluación reflexiva, que es larga e interviene la corteza y existe reflexión y recapacitación. 


“Vía corta o rápida" (LeDoux, 200), también llamada tálamo-amigdalar: 

Posibilita que el estímulo llegue directamente a la amígdala facilitando la respuesta adaptativa. 

Los procesos automáticos hacen referencia a aquellos que se generan inmediatamente, sin necesidad de realizar análisis conscientes o deliberaciones sobre los estímulos recibidos, esto es, no alcanzan el umbral de la consciencia. 

Este tipo de procesos se generan en respuesta a estímulos que se consideran desestabilizadores y que podrían provocar un daño o un desequilibrio al organismo. 

Al no alcanzar el umbral de la consciencia, y en consecuencia, del razonamiento, estos procesos utilizan vías de transmisión de la información más primitivas en las cuales no participa el neocórtex. Su rapidez descarta la reflexión deliberada y analítica que es el sello de la mente pensante. 

En la evolución, esta rapidez, probablemente giró en torno a la decisión más básica, a qué prestar atención y, al enfrentamiento a otro animal, tomar decisiones de milésimas de segundo, tales como: ¿Me lo como yo, o él me come a mí? Y ese actuar aseguraba la supervivencia. 

Las acciones que surgen de la mente emocional acarrean una sensación de certeza especialmente fuerte, una consecuencia de una forma sencilla y simplificada de ver las cosas que pueden ser absolutamente desconcertantes para la mente racional. Por ejemplo, ante el peligro que un choche nos atropelle, se produce una evaluación automática, con gran rapidez y sin intervención de las estructuras corticales. 

Cuando ha pasado la tormenta. O incluso en medio de la respuesta, nos sorprendemos pensando ¿Para qué hice esto?, una señal de que la mente racional está despertando. Aunque, no con la rapidez de la mente emocional. 

La gran ventaja es que la mente emocional, puede interpretar una realizada emocional (él está furioso conmigo; ella está mintiendo; esto lo entristece) en un instante, emitiendo los juicios intuitivos que nos dicen con quién debemos ser cautelosos, en quién podemos confiar, quién esta afligido….. 

La mente emocional es nuestro radar para percibir el peligro; si nosotros (o nuestros antecesores en el proceso evolutivo) esperáramos que la mente racional hiciera algunos de estos juicios, tal vez no sólo estaríamos equivocados, sino que podríamos estar muertos. 

El inconveniente es que a lo largo de la vida, con la repetición de las mismas reacciones a determinados estímulos, algunas respuestas (incluso las que inicialmente requirieron una evaluación detenida), se hacen cada vez más automáticas y menos reflexivas, estableciéndose respuestas condicionadas automáticas y reaccionamos sin pensar a ciertos estímulos que conocemos bien. 

Es decir reaccionamos sin reflexionar sobre lo que hacemos y, en estos casos, fácilmente nos equivocamos y acabamos realizando actos que después podemos lamentar. Es frecuente que reaccionemos así en algunas relaciones de pareja, en el trabajo, en discusiones con otras personas que nos resultan especialmente difíciles, etc. en tales situaciones, es fácil sentirse heridos o atacados, y que respondamos de manera inapropiada, por ejemplo, hiriendo a la otra persona, y así, en vez de solucionar el conflicto, lo empeoramos más, haciendo la relación más difícil o incluso irreparable. 

Ekman afirma que, técnicamente hablando, el calor de la emoción es muy breve y dura solo unos segundos, no minutos, horas ni días, para que las emociones duren más, lo que las pone en acción debe ser sustentado, evocando constantemente la emoción, como ocurre cuando la pérdida de un ser querido nos lleva a lamentarnos. 

Cuando los sentimientos persisten durante horas, suelen hacerlo como estados de ánimo, una forma apagada. Los estados de ánimo ponen un tono afectivo, pero no son modeladores tan fuertes como percibimos y actuamos, como lo es el punto más alto de la emoción absoluta. 



“Vía larga, o segunda ruta” 

Pasa por la corteza, más lenta que la respuesta rápida, para activar las emociones es más deliberada, y somos típicamente conscientes de los pensamientos que conducen a ella. En este tipo de reacción emocional existe una evaluación más extendida; nuestro pensamiento –cognición- juega el papel clave en la determinación de qué emociones serán provocadas. 

Una vez que hacemos una evaluación _ “ese taxista me está regañando”, o “este bebé es adorable”- , se produce una respuesta emocional adecuada. Emociones más complejas, como la vergüenza o la aprensión ante un examen inminente, siguen esta ruta más lenta, y tardan segundos o minutos en desarrollarse; son emociones que siguen a los pensamientos. 

En contraste, en la secuencia de respuesta rápida, el sentimiento parece preceder o existir simultáneamente con el pensamiento, en la vía larga, los estímulos recibidos se transmiten previamente hacia zonas del neocórtex antes de ser transmitidos a la amígdala. 

Allí el estímulo sufre un proceso emocional que carga de valores previos y recuerdos al estímulo, adecuando la respuesta a la situación actual en base a situaciones anteriores, o a valores sociales adquiridos. 

"Todos nosotros tenemos dos mentes, una que piensa y otra que siente y, estas dos formas fundamentales de conocimiento, interactúan para construir nuestra vida mental”. Daniel Goleman 



¿Qué pasa con las emociones al practicar Mindfulness? 



Una de las consecuencias de esta práctica, es que pasamos de la evaluación automática, a la evaluación reflexiva, pudiendo hacer una pausa, tomarnos tiempo para reflexionar, para evaluar los estímulos y por lo tanto, no responder de manera automática, condicionada, ante el estímulo emocional. 

Es importante recordar, que el sistema nervioso, tiene mecanismos que le permiten modular y regular las emociones de tal manera que el estado de activación, se mantenga dentro de lo que Siegel llama la “ventana de tolerancia”; o sea que, si existe demasiada excitación, nuestras reacciones van a ser caóticas, y si hay muy poca excitación, no habrá reacción. 

Los límites de la ventana de tolerancia son, por un lado la rigidez y la depresión, y por el otro, el caos. Y resulta fácil que, una emoción intensa nos arroje fuera de la ventana de tolerancia (por demasiada excitación o por demasiada inhibición, como comentamos antes), incapacitándonos para responder con equilibrio y fluidez a las situaciones estresantes que se presentan. 

Estos mecanismos reguladores de las emociones están situados fundamentalmente en la corteza prefrontal, la cual modula la reacción de los centros subcorticales como la amígdala, y lo que hace la meditación, (contrastado en estudios de imágenes), es reforzar la acción de la corteza prefrontal, facilitar la regulación y disminuir la reactividad excesiva e impremeditada ante los estímulos emocionales, es decir, facilitar el equilibrio emocional, manteniendo al sistema nervioso dentro de la ventana de tolerancia. 

Cuando nos disponemos a observar todo lo que sentimos, vamos pudiendo ver objetivamente lo que se mueve dentro nuestro, sin automanipularnos. 

La no-resistencia a ningún contenido interno produce una autorregulación de la psique, y, con ello, la opción de una conducta integrada y congruente; la conducta no será descontrolada, inadaptada, sino, por el contrario, al dar cabida a todo lo que sentimos, los sentires se compensarán entre sí, generando un equilibrio coherente. 

Por ejemplo: aceptamos nuestro enojo ante una persona, le damos lugar a esa emoción, sin disfrazarla, sin autoprohibírsela, simplemente, la dejamos ser dentro nuestro, percibiendo que estamos enfadados. Pero ese enojo no estará aislado dentro nuestro: los sentires no tienen exclusión entre sí, por lo cual simultáneamente, ante un mismo estímulo, sentimos muchas sensaciones y emociones diferentes. En este ejemplo, quizás también sintamos afecto o respeto por esa persona, o compasión. 

Así, esos sentimientos se regularán entre sí, a partir de nuestra actitud de no excluir a ninguno de ellos: el afecto, el respeto, la compasión cumplirán con la misión de balancear la emoción enojosa, dándole a ese enojo la medida justa y sana de su expresión (por ej. manifestándolo maduramente poniendo un límite). La no-exclusión, permite el equilibrio interno. 

La visión de la mente nos permite dirigir el flujo de energía e información hacia la integración, y la integración conlleva a la ausencia de enfermedad y la aparición del bienestar. Daniel Siegel. 



Identificación y desidentificación con las emociones 

Cuando no luchamos con lo que sentimos, y le damos cabida a todo lo que es, la agitación disminuye, la lucha interna va cesando, y vamos encontrando un lugar interno, que no participa de ese revuelo: un eje de calma en medio de la tormenta, "el ojo del huracán". A esto se le llama desidentificación. 

Estar identificado con un estado emocional implica estar obnubilado por él: me creo ser eso. "Identificado" significa que creo que esa es mi identidad: yo soy mi dolor, yo soy mi angustia, yo soy mi enojo. 

Poder desidentificarse hace que, al tomar distancia de eso que siento, sin estar involucrado, vea eso que siento en el contexto de todo lo que soy. Y me doy cuenta que soy mucho más que eso: soy muchas más emociones que esa, muchos otros estados, y a la vez, no soy ninguno de ellos, pues lo que verdaderamente es en mí, es esa conciencia que está detrás de todos los estados, de todas las emociones (que no son más que contenidos de esa conciencia, y, por ello, elementos transitorios, impermanentes). 

La desidentificación permite que, aun en medio de emociones encontradas, pueda haber un núcleo interno exento de dolor, de miedo, de enojo... 

Ese Observador es como un estrato más profundo, por debajo de las agitadas olas del mar. 

Es lo permanente detrás de la impermanencia. 


Cuando nos observamos, y, desde la Conciencia-Testigo, tomamos distancia interna de lo que nos pasa, ampliamos el campo de conciencia, de modo que ese contenido interno, es percibido en el contexto de todo lo que soy: 

puedo ver los otros contenidos internos (en el ejemplo, la compasión, el respeto, el afecto...). 

Y viendo en su conjunto todo lo que me pasa, sin exclusión, puedo organizar una conducta más integrada y más congruente con todo lo que soy.



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miércoles, 18 de diciembre de 2019

Terapias Mente - Cuerpo en los tratamientos coadyuvantes de enfermedades médicas

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La Medicina Mente-Cuerpo es la utilización basada en evidencia científica de las diversas terapias mente-cuerpo estructuradas en programas de intervención según las patologías, pero que básicamente tienen como objetivo la reducción de las consecuencias fisiopatológicas del estrés en el organismo. 

Hoy en día la Medicina Mente-Cuerpo se utiliza en la prevención y el tratamiento de las enfermedades crónicas no transmisibles y en aquellas en las cuales el estrés influye en su génesis y evolución como la diabetes, hipertensión, dolor lumbar, fibromialgia, cáncer (calidad de vida y sobrevida), enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, alergias, asma, infertilidad, migraña, entre otras. 

Se busca promover la salud en general al generar un estado fisiológico de armonía alostática llamado la "Respuesta de Relajación" que se opone a los estados fisiológicos de "La Respuesta del Estrés" los cuales están implicados en diversas patologías médicas, estrés, ansiedad y depresión. 

La fisiopatología a través de la cual los estados de estrés se relacionan con las enfermedades es explicada por la Psiconeuroinmunología. 

Las Terapias Mente-Cuerpo son “Las intervenciones que utilizan una variedad de técnicas diseñadas para facilitar la capacidad de la mente de afectar la función y los síntomas corporales”. Comprende a las terapias de integración psicofisiológica sustentadas científicamente por la psiconeuroinmunología. 

Las terapias mente cuerpo basadas en evidencia incluyen la respuesta de la relajación, meditación, imaginación guiada, relajación progresiva, entrenamiento autogénico, escritura terapéutica de autorrevelación, intervenciones psicosociales, entre otras. 



RELAJACIÓN 

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Las técnicas de relajación, en su definición amplia, incluyen aquellas prácticas que primariamente establecen como meta la obtención de un estado psicofisiológico de relajación o hipoexcitabilidad. 

En ciertas prácticas, la meta podría ser reducir la tensión muscular (como en la relajación muscular progresiva en la cual los músculos son tensados y relajados alternadamente). 

En otros casos, la meta primaria es lograr un estado hipometabólico de excitabilidad simpática reducida. El ejemplo más prominente de lo último es la respuesta de relajación de Benson. 



MEDITACIÓN 

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La meditación ha sido definida como la auto-regulación intencional de la atención, un enfocamiento mental sistemático en aspectos particulares de la experiencia interna o externa. 

Como una intervención en el cuidado de la salud la meditación puede ser enseñada y usada efectivamente sin importar el antecedente cultural o religioso del paciente. 

Las dos formas más extensamente investigadas son meditación trascendental en la cual los practicante repiten una palabra o frase en silencio (un mantra) con la meta de aquietar (y finalmente trascender) la corriente ordinaria de diálogo mental interno, y la meditación de atención plena (Mindfulness), en la cual los practicantes simplemente observan o atienden (sin juzgar) a pensamientos, emociones, sensaciones, percepciones, etc, conforme ellos aparecen momento a momento en el campo de conciencia. 



ESCRITURA TERAPÉUTICA DE AUTOREVELACIÓN EMOCIONAL
 
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Se propone que los efectos beneficiosos del escribir sobre contenidos de intenso significado emocional, auto-revelaciones en la intimidad personal produce una reestructuración cognitivafisiológica en la cual las emociones son procesadas con el lenguaje, encontrando nuevos significados e interpretaciones que se traducen en nuevas respuestas psicofisiológicas relacionadas a la salud. 

Las Terapias Mente-Cuerpo en la actualidad constituyen una herramienta en el tratamiento de diversas enfermedades, en la actualidad se recomienda su aplicación en los servicios de salud en los cuidados médicos ambulatorios. 



VISUALIZACIÓN E IMAGINACIÓN GUIADA 

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La imaginación guiada involucra la generación (ya sea por uno mismo o guiado por un terapeuta) de diferentes imágenes mentales. Usando las capacidades de visualización e imaginación, los individuos evocan imágenes, usualmente tanto sensoriales como afectivas. Estas imágenes son típicamente visualizadas con el propósito de evocar un estado psicofisiológico de relajación o con algún resultado especifico en mente (p. ej visualizar el propio sistema inmune atacando células cancerígenas, imaginándose a uno mismo sintiéndose saludable y bien, explorando temas subconscientes. 

Las Terapias Mente-Cuerpo son terapias de integración que promueven el adecuado balance homeostático y alostático relacionado a la salud. 

Las revisiones de Astin et al (2003) y Pelletier (2004) resaltan las evidencias clínicas que sustentan la utilización de las terapias mente-cuerpo en patologías como: 

Cefalea crónica 

Asma 

Enfermedad coronaria 

Lumbalgia 

Diabetes 

Hipertensión 

Síndrome de intestino irritable 

Fibromialgia 

Síndrome de fatiga crónico 

Insomnio 

Artritis reumatoide 

Síndrome premenstrual 

Dolor crónico 

Cáncer 

VIH/SIDA 

Osteoartritis 


Las terapias mente-cuerpo requieren la participación activa del paciente por lo cual no son recomendables cuando no se cumple esta condición. 



BENEFICIOS 

 Cambio en las creencias y actitudes respecto a su salud y a la propia capacidad de autorregulación mente-cuerpo. 

 Cambio de aquellos estados emocionales, cognitivos y conductuales que afectan la salud. 

 Capacidad de afrontar al estrés y sus consecuencias en la patología médica. 

 Vivencia de las experiencias de relajación y visualización antiestrés promotoras de salud. 

Previene la aparición de enfermedades crónicas reforzando la capacidad de defensa inmunológica, alostasis y homeostasis del organismo. 

 Cuando se está enfermo se obtiene mejoría de la calidad de vida y como terapia sinérgica de cualquier tratamiento acelera el tiempo de recuperación de la enfermedad. 

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viernes, 13 de diciembre de 2019

Atención Plena - Atención Central



“Si estás bien contigo mismo todo está bien” 

Te invito a simplificar tu vida: 

Contempla cada momento como un nuevo comienzo, como una nueva oportunidad para volver a empezar, para sintonizar, para volver a conectarte con la vida. Date el permiso de vivir cada momento de manera plena y total. 

Existe una manera de vivir la “adversidad” que hace la vida más rica, más agradable y tu puedes tomar las riendas de tu vida y esa manera es el camino de la Atención Plena. 

La práctica del “no hacer”, sintonizar con la intensidad de cada instante es intentar estar despierto y darse cuenta del momento y luego del siguiente: practicar el “Ser”. 

Relájate en el presente sin intentar llenarlo de algo, permite a tu mente y a tu cuerpo descansar en este momento, en este instante, sin apegarte a los contenidos que hay en tu mente o a como se siente tu cuerpo, sólo observando, permitiendo, respirando y soltando. 

Sintonizar con las experiencias básicas del vivir, aceptando las cosas, las situaciones tal y como están, ya que desde esa aceptación, podrás luego hacer los cambios oportunos, si procede. 

Adquiere un compromiso contigo mismo para “solo ser”, permitir que todo “el hacer” automático y compulsivo de la mente se detenga. 

Conecta con ese espacio profundo de tu realidad esencial, “detrás” de los pensamientos, detrás del ruido mental, con ese estado de puro gozo, inafectado, con ese potencial que eres, desde donde todo está surgiendo… 

Aprender a pasar del “modo hacer” del ego/personalidad, al modo “ser”, es aprender a buscar tiempo para uno mismo y a ralentizar, a alimentar la calma y la aceptación de uno mismo, observar a qué está dispuesta la mente en cada momento, aprender a observar nuestras ideas, y a darle rienda suelta sin que nos capturen, o arrastren, la observación es sin juicio, sin razonamiento, sin intentar aferrarse a los pensamientos que te resulten agradables, ni enfadarte con aquellos pensamientos que no te agraden, es decir sin rechazar, soltando, dejando pasar como “sin interés”, aprender a hacer sitio a nuevas formas de contemplar mejor los problemas y percibir la vinculación de unas cosas con otras, esta clase de aprendizaje hace que nos asentemos en el ser. 

Cuando se amplia la consciencia, y aprendes a observar la mente concreta y a darte cuenta que eres más que todos esos mecanismos, condicionamientos que te hacen funcionar, que eres mas que esos programas mentales, entonces puedes aprender a responder de nuevas maneras mas acordes a los valores esenciales, del ser, y todas tus decisiones se ven afectadas por ello. 

No es que la Atención Plena sea la “respuesta”, la solución a todos nuestros problemas de la vida, sino más bien que, todos los problemas de la vida, pueden verse con más nitidez a través de una mente clara y serena. 

J. Martínez Camacho             www.centroelim.org



lunes, 9 de diciembre de 2019

Yoga- interacción mente/cuerpo


Aunque no podamos practicar el Yoga en el sentido estricto, ortodoxo, tradicional en Oriente, podemos aprovechar muchas de sus prácticas para esta tranquilidad, para cicatrizar las lesiones de nuestro interior, los traumatismos que nos produce la vida de constante shock con el mundo externo. 

El Yoga puede ayudarnos a curar lo que está lesionado. Ahora bien, ¿Cuáles son esas lesiones?. Los males producidos por la tensión abarcan a todo el hombre, es decir, a sus distintos niveles: 

1. El cuerpo 

La tensión en que vivimos se suele instalar en algún órgano concreto, impidiéndole su perfecto funcionamiento. En unas personas será el estómago, en otras la cabeza, en otras la presión arterial, etc.; cada cual tiene su punto débil, de menor resistencia, que se resiente como efecto de la tensión sostenida. Son manifestaciones nerviosas el insomnio, las neuralgias, los trastornos digestivos y las úlceras gástricas o duodenales, síntomas todos ellos reveladores, no de una enfermedad específica, sino de un mal que afecta a todo el hombre y es expresado a través de todo el organismo. Con la práctica del yoga, encontraremos la forma de conseguir la tranquilización de la tensión nerviosa, y con ella la normalización de todas las funciones. 


2. El nivel afectivo 

Estos trastornos físicos provienen en su mayor parte de estados de tensión emocional, que juegan un importantísimo papel en el estado general del hombre. La ausencia de profundización con que vivimos y el estado de tensión nos impiden vivir manifestando en nuestra vida diaria un afecto sincero, espontáneo, profundo y auténtico. La actitud rígida con que vivimos de cara al exterior nos obliga a reprimir nuestra afectividad, que queda inmadura e insatisfecha. Con el Yoga tendremos una herramienta para activarla y hacer circular la energía emocional estancada debido a las represiones. 


3. Nuestro nivel mental 

En primer lugar está perturbado por las continuas preocupaciones que trae consigo el actual ritmo de vida. El instrumento que nos ha de servir para ver, valorar, juzgar y decidir, está siempre agitado, funcionando a gran velocidad, y vive los problemas a medias: se le escapa el paisaje y lo que está detrás del paisaje. 

Además se halla afectado más de lo que le corresponde, debido a que en él repercuten también los estados emocionales, que intenta solucionar racionalmente: las insatisfacciones, angustias, ambiciones, desilusiones, miedos, etc., toda una amplia gama afectiva empuja a la mente, creando una perspectiva parcialmente falsa de los problemas. 

Este contenido emocional, que obra sobre la mente, es, irracional, y por eso, la mente, que es una máquina exacta y funciona por leyes de asociación sacando conclusiones de acuerdo con los datos, nunca llega a resolverlos, porque no cae en la cuenta de incluir entre esos datos los estados emotivos que originan buena parte de sus problemas. 

La tranquilización de la mente vendrá tranquilizando los estados emocionales, o incluyendo los estados emotivos entre los datos cuando se quieren resolver los problemas personales. 

El Yoga, con sus técnicas de disciplina mental, meditación, concentración, relajación, y la practica de la atención total, produce la tranquilización del nivel mental. 

Los ejercicios físicos en occidente, desarrollan solamente los músculos superficiales, con ello es posible volverse un perfecto atleta, con un hermoso físico; en cambio las Asanas (posturas) del yoga están diseñadas especialmente para desarrollar concienzudamente los órganos internos, el hígado, los intestinos, los riñones, el páncreas, los pulmones, etc., y muy especialmente, para llevar un estímulo vivificador al complejo sistema de glándulas endocrinas (timo, tiroides, paratiroides, hipófisis, pineal, suprarrenales, etc.), que juegan un importante papel en el mantenimiento de la salud, en el metabolismo, el crecimiento, y principalmente permitir la armonía y perfecta nutrición de las diferentes células que componen los tejidos de nuestro cuerpo; además de elongar, tonificar los músculos y mantener las articulaciones en buen estado, o mejorarlas en el caso de patologías. 


El yoga tiene en cuenta una triple correlación entre el cuerpo y la mente: 


1- Correlación entre la actitud corporal y los estados mentales. 

Si nos auto-observamos y prestamos también atención a los demás, veremos que en cada estado de ánimo, tendemos a adoptar determinadas posturas, gesticulamos con las manos, con los brazos, la cabeza, las piernas o basculando el cuerpo hacia adelante o hacia atrás, dependiendo del carácter de cada persona. 
Cuando estamos nerviosos, alarmados o tenemos miedo, tendemos a juntar las piernas o entrelazar los pies, de esta manera, uno trata instintivamente de reforzar sus energías, como ocurre cuando tenemos frío, que nos apretamos y encogemos, reduciendo y exponiendo al exterior el mínimo e superficie corporal para conservar el calor interno. Lo contrario ocurre cuando nos sentimos optimistas o eufóricos, o cuando tenemos calor. 

Y lo mismo que sucede con los estados afectivos, inducidos por determinadas posturas y actitudes corporales, pasa con respecto a la energía disponible en el cuerpo. Cuando uno se aísla, junta los pies y cruza las manos, experimenta como enseña el yoga, que se cierra el circuito de energía, disminuyendo nuestra sintonía con el exterior. De ahí que esta postura favorezca la toma de contacto con los procesos interiores. 


2- Correlación entre el tono muscular y el estado mental 

Entendemos por tono muscular la mayor o menor fuerza que estamos haciendo con los músculos en un momento determinado. 
Cuando estamos preocupados, podemos observar que tensamos algún músculo del cuerpo, al adoptar esa actitud mental tensa, vemos que la tensión se fija en diferentes puntos del cuerpo. 

Solemos oprimir el plexo solar (que es como "nuestro cerebro abdominal"), en él repercuten las emociones de miedo y alegría, además contraemos los músculos de la zona, oprimiendo el vientre, paralelamente a esas contracciones abdominales, se contraen otras zonas que varían según las personas: unas contraen los brazos, otras las piernas, la nuca, los hombros; y a veces, llegan a quedar afectados por una contracción permanente, aunque el sujeto no sea consciente de ella, por ser habitual, se trata de un reflejo condicionado, que se traduce en una pérdida innecesaria de energía. 

Esto lo vemos fácilmente cuando tenemos un exámen, nos tensamos tanto, que aunque leemos, no nos enteramos de nada. Para que la mente esté receptiva y abierta, ante situaciones difíciles, debemos estar relajados. 

Gracias al yoga, podemos contrarrestar las posturas externas e internas deficientes, que con frecuencia adoptamos. Podemos aliviar las contracturas inconscientes, ya que muchas veces, ni siquiera nos damos cuenta que estamos tensos. 
La persona suele volverse inconsciente a las sensaciones y percepciones que se mantiene cierto tiempo en su conciencia; llega un momento, que el estímulo, aunque sigue actuando, deja de ser percibido conscientemente. 

Así por ejemplo, al caminar, no nos damos cuenta de lo que estamos haciendo, la mente ya está acostumbrada y sigue el ritmo del movimiento de las piernas, pero si alteramos la marcha, entonces, si que lo percibimos. 

En el yoga, se hace funcionar un grupo de músculos, mientras los demás permanecen descansados, para lo cual debemos mantener la mente alerta, vigilante, procurando aumentar el grado de relajación de los músculos que no se ejercitan, haciendo sólo la fuerza indispensable para sostener la postura. 

Al relajar los músculos, la mente se tranquiliza. 

Por otro lado, al llevar la atención a lo que estamos haciendo, en su aspecto físico , en el movimiento interno, en las sensaciones que percibimos mientras nos movemos, respiramos o descansamos, aumentamos considerablemente el flujo de energía. La energía biológica pasa a través de la mente. 


3- Correlación entre el ritmo respiratorio y los estados de la mente 

Hay un vínculo estrecho entre la mente y el ritmo respiratorio. En la personalidad no hay nada aislado. La personalidad, aunque múltiple en sus manifestaciones, es unitaria en su funcionamiento global. Es la mente la que une, regula, la que integra y dirige la personalidad, no la mente consciente, sino la mente como forma dinámica de todos los niveles. 

Cuando estamos preocupados, respiramos seca y violentamente; el entusiasmo produce una respiración más rápida, haciendo entrar más aire a los pulmones. Todos los estados de ánimo y los mentales, tienen su correspondiente cuadro respiratorio. 
La respiración es como un lenguaje particular, una expresión de nuestra personalidad, la cual se expresa a través de todos los niveles, y cada nivel revela lo que ocurre. 

Una persona con represiones psíquicas, tiene una retención en el ritmo respiratorio que le impide respirar profundamente, tiene una actitud de control y vigilancia que cierra la salida del inconsciente y se traduce en la respiración superficial. 

Aprender a respirar, es aprender a vivir de un modo receptivo, abierto y con un buen funcionamiento en todos los niveles. 

La respiración completa, del yoga es el "sedante natural" para el organismo, y la puerta de entrada a los estados de relajación. 



LA RESPIRACIÓN COMPLETA 



La respiración es un acto natural que ocurre sin que tengamos que pensar en ello; es un mecanismo del cuerpo que permite el intercambio de gases entre el exterior y el interior del cuerpo. Tomamos oxígeno y eliminamos dióxido de carbono. Sin embargo si realizamos la respiración de forma consciente podemos enriquecer el organismo aportándole energía, porque la atención que pongamos en este acto es una energía que dirigimos con la mente hacia un objetivo. 

Se respira sin forzar, mientras inspiramos dejamos la atención en el recorrido del aire desde que entra por las fosas nasales, como pasa por la laringe y como llega a los pulmones, expandiéndolos y movilizando toda la caja torácica, el abdomen y el resto del cuerpo. 

Al exhalar observamos como se relaja el abdomen y la caja torácica, como los pulmones vuelven a su volumen normal, como el aire recorre el camino inverso al salir hacia el exterior por la laringe y finalmente por las fosas nasales. 
Se trata de prestar atención a las sensaciones del cuerpo al inhalar y al exhalar. Esto de por sí, nos induce a la relajación. 

La respiración completa, como su nombre indica, pone en juego tanto el diafragma como las costillas y la parte alta del tórax (zona clavicular). 

La respiración completa es la base del Yoga y sirve para ampliar el pecho, los músculos y pulmones, que normalmente están incompletamente desarrollados, debido a la manera incorrecta y superficial con que respiramos. 

Se realiza sin esfuerzo, porque es la manera natural de respirar, que adoptan los niños o los pueblos “no civilizados”. 

Se denomina completa porque activa la parte inferior de los pulmones y el músculo diafragma (respiración diafragmática o baja), todas las costillas que forman el tórax (respiración torácica o media) y las clavículas y los hombros (respiración alta). 


Podemos realizar este respiración sentados o tumbados sobre la espalda, con la columna vertebral recta, y los ojos cerrados. 

1- Inhalar por las fosas nasales, llenando primero la parte inferior de los pulmones, lo que se obtienen poniendo en juego el diafragma, el cual al descender ejerce una leve presión sobre los órganos abdominales y empuja la pared frontal del abdomen. 

Después se llena la región media de los pulmones, haciendo salir las costillas inferiores, esternón y pecho. 

Luego se llena la parte alta de los pulmones, adelantando la superior del pecho, levantándolo, incluyendo los seis o siete pares de costillas superiores. En el movimiento final, la parte inferior del abdomen se contraerá ligeramente, cuyo movimiento da apoyo a los pulmones y también ayuda a llenar su parte superior. 


2- Retener la respiración algunos segundos. 


3 - Exhalar lentamente por nariz, entrando un poco el abdomen y elevándolo lentamente a medida que el aire sale de los pulmones. Cuando el aire ha sido exhalado completamente, aflojar el pecho y el abdomen. 


4- Mantener los pulmones vacíos unos instantes. 

El movimiento respiratorio es continuo, sin interrupciones, tanto en la inspiración como en la espiración. Se describen en cuatro fases, por razones prácticas. 

Con la respiración completa, todos los órganos del aparato respiratorio entran en acción y todas las partes de los pulmones funcionan al máximo. 


BENEFICIOS: 

- Produce un estado de tranquilidad si hace correctamente y suficientemente despacio. 

- Regula el equilibrio del ph en el cuerpo y esto influye en nuestras reacciones cuando estamos en situaciones de estrés. 

- Incrementa el prana y el oxígeno, sintiéndonos más conscientes y lúcidos. 

- Limpia y purifica la sangre. 

- Ayuda a romper patrones inconscientes no deseados, como adicciones, hábitos, etc. 

-Reduce la acumulación de toxinas en los pulmones. 

- La respiración profunda y consciente, induce a estados de relajación y meditación. 

- Reduce la ansiedad, el miedo, mejora la depresión. 

- Limpia los canales energéticos, elimina bloqueos, favorece el buen funcionamiento del campo electromagnético. 

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domingo, 24 de noviembre de 2019

CREENCIAS Y BIOLOGIA

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Se necesita algo más que «pensamientos positivos» para mantener el control de tu cuerpo y de tu vida.


Es importante para tu salud y tu bienestar que cambies tu forma de pensar y te concentres en los pensamientos vitales y positivos, además de eliminar los siempre presentes y extenuantes pensamientos negativos.

Pero, el mero hecho de pensar en positivo no tiene por qué provocar un cambio en nuestras vidas.

De hecho, en ocasiones la gente que «fracasa» a la hora de tener pensamientos positivos se vuelve más débil, ya que cree que su situación es irremediable: cree que ya ha agotado todos los remedios mentales y físicos.

Hay que comprender que la parte consciente y la parte subconsciente de la mente, son independientes.

La mente subconsciente, procesa alrededor de veinte millones de estímulos por segundo (frente a los cuarenta que interpreta la mente consciente en ese mismo tiempo)

La mente consciente es la creativa, la que puede conjurar los «pensamientos positivos».

Por el contrario, El subconsciente, es uno de los procesadores de información más poderosos que se conocen, examina con detenimiento el mundo que nos rodea y las señales internas; percibe las condiciones del entorno y reacciona de forma inmediata seleccionando un comportamiento previamente (aprendido) y todo sin la ayuda, la supervisión o siquiera la conciencia de la mente consciente.

La mente subconsciente es estrictamente maquinal; repite las mismas respuestas a las señales vitales una y otra vez.

¿Cuántas veces has montado en cólera por algo tan nimio como encontrarte un tubo de pasta de dientes abierto?

Aprendiste desde niño a poner el tapón con mucho cuidado. Cuando encuentras el tubo de pasta abierto, se te «cruzan los cables» y montas en cólera de forma automática. No es más que una sencilla reacción estímulo-respuesta del programa de comportamiento almacenado en el subconsciente.

En lo que se refiere a la capacidad de procesamiento neuronal, la mente subconsciente es millones de veces más poderosa que la consciente.

Si los deseos de ésta entran en conflicto con la programación del subconsciente, ¿cuál de las dos crees que ganará?

Puedes repetir una y otra vez la afirmación positiva de que eres encantador o que tu cáncer remitirá.

Pero si de niño escuchaste una y otra vez que no sirves para nada y que estás enfermo, esos mensajes programados en el subconsciente socavarán tus mejores esfuerzos conscientes por cambiar tu vida.

Las conductas o comportamientos reflejos pueden ser tan simples como el hecho de estirar la pierna cuando te dan golpecitos con un martillo en la rodilla o tan complejos como conducir un coche, te metes en el coche, lo pones en marcha y revisas sin darte cuenta la lista de la compra mientras el subconsciente se encarga de activar todas las complejas habilidades necesarias para conducir sin problemas por la ciudad, sin que tengas que pensar ni una vez en cómo se conduce.

Conduces mientras mantienes una conversación con la persona que se sienta a tu lado y estás tan absorto en la charla que en algún punto de la carretera te das cuenta de que llevas cinco minutos sin prestarle atención a la conducción.

Si tú no estabas conduciendo el coche durante ese lapso de tiempo, ¿quién lo hacía? ¡La mente subconsciente! Aunque tú no estuvieras pendiente, el subconsciente ha conducido tal y como le enseñaron a hacerlo durante las clases de conducción.

Aunque las respuestas condicionadas pueden ser particularmente complejas, son «descerebradas».

Durante el proceso de aprendizaje condicionado, las rutas neurales establecidas entre los estímulos y las respuestas se estructuran para asegurar un patrón repetitivo. Estas rutas son los «hábitos».

Los humanos y cierto número de mamíferos superiores han desarrollado una región especializada del cerebro asociada con el pensamiento, la planificación y la toma de decisiones llamada corteza prefrontal.

Esta región del cerebro es en apariencia el asiento de la mente consciente es un «órgano sensorial» de evolución reciente que observa nuestros comportamientos y emociones.

La mente consciente también tiene acceso a la mayor parte de los datos almacenados en nuestro banco de memoria a largo plazo.

Éste es un rasgo importantísimo, ya que nos permite considerar la historia de nuestra vida cuando planeamos nuestro futuro de forma consciente.

Con esta habilidad de ser autorefleja, la mente consciente puede observar y programar nuestros comportamientos, evaluados y decidir cambiar la programación de forma deliberada. Podemos decidir cómo reaccionar a la mayor parte de las señales del entorno, incluso si queremos reaccionar o no.

La capacidad de la mente consciente de obviar la programación del subconsciente, es la base del libre albedrío.

No obstante, hay que prestar mucha atención, ya que en caso contrario la programación subconsciente toma las riendas; es una tarea difícil, como puede atestiguar cualquiera que haya puesto a prueba alguna vez su fuerza de voluntad. La programación subconsciente se hace con el control en el momento en que la mente consciente se descuida.

La mente subconsciente funciona mediante el estímulo-respuesta; no existe en esa parte de la «maquinaria» “algo” que reflexione sobre los resultados a largo plazo de los programas que ponemos en marcha.

La capacidad del cerebro humano para «aprender» ideas es tan avanzada que no necesitamos una experiencia directa, podemos adquirirlas de forma indirecta a través de maestros.

Una vez que aceptamos las ideas de otros como «verdades», dichas ideas se graban en nuestro cerebro y se convierten en nuestras «verdades».

Aquí es donde surge el problema: ¿qué ocurre si las ideas de nuestros maestros no son acertadas?

En esos casos, los cerebros se llenan de ideas erróneas.

El subconsciente funciona sólo en el «ahora». En consecuencia, los conceptos erróneos de nuestro subconsciente no son «monitorizados» y suelen llevarnos a comportamientos desacertados y coartados.

Sí, los conceptos «controlan» la biología, pero, como ya hemos visto, estos conceptos pueden ser ciertos o falsos. Así pues, deberíamos ser más precisos y referimos a estas ideas como «creencias».

¡Las creencias controlan la biología!

Un ejemplo muy conocido de como una creencia afecta a nuestra biología es el efecto placebo.

Todos los estudiantes de medicina saben, que la mente puede afectar al cuerpo. Saben que algunas personas mejoran cuando creen (de forma equivocada) que están recibiendo un tratamiento médico.

Cuando los pacientes mejoran tras recibir una pastilla de azúcar, la medicina lo define como «efecto placebo», el «efecto de las creencias», es un testimonio extraordinario de la capacidad de sanación de la unión cuerpo-mente.

Cuando la mente mejora la salud mediante la sugestión positiva, se le denomina efecto placebo. 

Por el contrario, cuando esa misma mente está llena de pensamientos negativos que pueden deteriorar la salud, los efectos negativos producidos se conocen como «efecto nocebo».

En medicina, el efecto nocebo puede ser tan poderoso como el efecto placebo, algo que deberías tener muy en cuenta cada vez que entres en la consulta de un médico.

Los médicos y terapeutas pueden enviar mensajes desesperanzadores a sus pacientes con sus palabras o sus gestos, también las creencias que pueda tener el paciente sobre el diagnostico medico que está recibiendo, pueden ser decisivas, si recibimos un diagnostico de cáncer y nuestro subconsciente tiene la programación cáncer = muerte, “ automáticamente se genera una sentencia, “me voy a morir” y esta creencia instalada en el subconsciente, va a invalidar todos los esfuerzos conscientes de sanación.

Los problemáticos casos de efecto nocebo sugieren que los Médicos, los padres, los profesores, etc., pueden robarte la esperanza haciéndote creer que no puedes hacer nada.

Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes … tienes razón. (Henry Ford.)

Tus creencias actúan como los filtros de una cámara, cambiando la forma en la que ves el mundo. Y tu biología se adapta a esas creencias.

Cuando reconozcamos de una vez por todas que nuestras creencias son así de poderosas, estaremos en posesión de la llave a la libertad.

Tus creencias se convierten en tus pensamientos, tus pensamientos se convierten en tus palabras, tus palabras se convierten en tus actos, tus actos se convierten en tus hábitos, tus hábitos se convierten en tus valores, tus valores se convierten en tu destino.

Libro: La biologia de la creencia de Bruce Lipton.


sábado, 9 de noviembre de 2019

Ejercicio oriental para abordar las crisis

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Se trata de hallar una manera de poder aquietarse, centrarse en un lugar más axial de sí mismo, más esencial, y pedir ayuda al propio Inconsciente para generar ante la situación crítica, la mejor actitud, desde lo profundo... 

Para ello es necesario obrar también desde el hemisferio cerebral derecho (que es el que rige las conductas emocionales). 

Para comunicarte con este hemisferio, es necesario hablarle desde la calma, entiende el lenguaje de las metáforas, claras y sentidas, para que sembrando esa semilla en el propio Inconsciente pueda, en medio de la acción, germinar otro tipo de actitud. 

En las circunstancias críticas, la ruptura de lo que hasta ese momento existía, aumenta una tendencia bastante habitual en el ser humano: la necesidad de controlar. 

Queremos controlarnos a nosotros mismos, controlar la conducta de los demás, controlar los acontecimientos, el futuro que se nos viene encima... controlar todas las variables posibles, lo cual es, fundamentalmente, un esfuerzo interno fundamentado en la ilusión. 


EJERCICIO 

Busca un espacio de tranquilidad, donde puedas aquietarte, sentado, con las palmas de las manos preferentemente descansando hacia arriba, en una actitud meditativa, auto-observante. 

Poco a poco centra la atención en tu respiración acompañando la entrada y salida del aire amablemente, no fuerces tu respiración: sólo deja que fluya. 

Tu cuerpo sabe cómo tiene que hacerlo: permítele obrar desde su propia inteligencia vegetativa. Observar sin modificar nada. 

Presta atención al intervalo entre un movimiento respiratorio y el siguiente: justo antes de exhalar, justo antes de inhalar. 

Se consciente de ese breve momento de quietud, tal como se da, sin pretender cambiarlo en nada: el punto justo en que un ciclo termina y comienza el siguiente, una y otra vez, una y otra vez, siguiendo las leyes de todo lo que vive... 

Luego de un rato de practicar este ejercicio de atención, focaliza tu percepción con la mayor lucidez posible en el intervalo que antecede a la exhalación: tienes todo el aire en tus pulmones, y el mecanismo automático de su cuerpo, está listo para largar el aire. 

Entonces, aprende de tu cuerpo: el cuerpo dice, sin palabras: yo suelto
El cuerpo sabe que si no suelta, se muere. Sabe que ese aire, que al ingresar nutrió, ya no sirve: si se queda dentro... intoxica. 

Haz tuyo ese “yo suelto”: regístralo en toda tu dimensión, grábalo en lo profundo de tu psiquis y de su sistema nervioso. 

SE el que Suelta. Sostén esta intención durante quince minutos o el tiempo que puedas. 

Si te distraes, se amable contigo mismo y vuelve a llevar tu atención hacia la respiración, centrando tu conciencia de sí. 

Es muy posible que esta actitud, te acompañe luego en medio de la vida, o puedas recuperarla de a momentos, buscándola en cualquier lugar en que te encuentres, tomándote del hilo de tu respiración, aún en medio de una situación de conflicto. 

Explora desde ti mismo qué significa ese “Yo Suelto”: 

no es dejadez,
no es “no hacerte cargo”,
no es resignarse,
no es esperar que otro me resuelva mi problema... 


(En Oriente es usual que el monje explore durante años una verdad a través de un ejercicio tan poco complejo como éste, buscando que esa verdad destile su secreto poco a poco, hacia un lugar de sí que está más allá del intelecto, pero que a su vez, ilumina a éste con la vitalidad de la experiencia). V.Gawel


viernes, 18 de octubre de 2019

La Meditación Revela y Cura



Cuando nos sentamos a practicar atención mental nuestro cuerpo y nuestra mente pueden estar en paz y en completa relajación. Pero este estado de paz y relajación difiere fundamentalmente del estado mental perezoso y semiconsciente que observamos cuando estamos descansando o dormitando. Al sentarse en ese estado perezoso y semiconsciente, tan lejano de la atención mental, es como sentarse en una cueva oscura.
Con atención mental no sólo estamos descansados y felices, sino también alertas y despiertos. La meditación no es una evasión, en un sereno encuentro con la realidad. La persona que practica la atención mental debe estar tan despierta como el conductor de un coche: sino está despierta le poseerán la dispersión y el olvido, tal y como un conductor que no está despierto puede fácilmente causar un grave accidente.

Debes permanecer tan despierto como una persona que camina sobre unos altos zancos-cualquier paso en falso puede llevarle a la muerte-. Debes ser como un caballero medieval que anda desarmado por un bosque de espadas; debes ser como un león que avanza con pasos lentos suaves y firmes. Sólo con esta clase de vigilancia puedes realizar el Despertar total.

Para los principiantes se recomienda el método de simple reconocimiento. Este reconocimiento debe hacerse sin juicios; tanto los sentimientos de compasión como los de irritación deben ser bienvenidos, reconocidos y tratados igual porque ambos son nosotros.

Cuando estamos poseídos por la tristeza, la ansiedad, el odio o una u otra pasión, encontramos difícil de practicar el método de la meditación en un sólo objeto, utilizando nuestra mente como el sujeto de la meditación. Esta meditación revela y cura. La tristeza o la ansiedad, el odio o la pasión revelan su verdadera naturaleza bajo la mirada de nuestra concentración y meditación. Esa revelación conduce naturalmente a la curación y la emancipación; la tristeza o cualquier otra cosa que haya sido la causa del dolor, puede ser utilizada como un medio para la liberación del tormento y del sufrimiento; podemos decir que es un clavo que saca a otro clavo.
Debemos tratar a nuestra ansiedad, nuestra pena, nuestro odio o nuestra pasión cuidadosamente, con respeto, sin resistirnos, sino viviendo con ellos, haciendo las paces con ellos, y penetrando en su naturaleza con la meditación en la interdependencia.

Un practicante serio sabe cómo seleccionar objetos de meditación que encajen en la situación. Los objetos de meditación tales como la interdependencia, compasión, sí mismo, el vacío, el desapego, pertenecen a la categoría de meditaciones que tienen el poder de revelar y curar.
Ahora bien, la meditación en esos objetos sólo tendrá éxito si tenemos cierto poder de concentración. Ese poder lo obtendremos con la práctica de la atención mental en la vida cotidiana, con la observación y el reconocimiento de todo lo que suceda.

El objeto de la meditación debe ser una realidad que tenga verdaderas raíces en nosotros, no puede ser un tema de especulación filosófica.
Debe ser como una comida que deba ser guisada a fuego fuerte durante mucho tiempo. La ponemos en la cazuela, la tapamos y encendemos el fuego. La cazuela somos nosotros y el calor usado para guisar es el poder de la concentración. La energía viene de la continua práctica de la atención mental. Si no hay suficiente calor, la comida no se hará nunca, pero una vez hecha, la comida revela su verdadera naturaleza y nos ayuda a llegar a la liberación.

Thich Nhat Hanh

jueves, 5 de septiembre de 2019

Emociones- Atención Plena

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¿Que es la emoción? 

Es un proceso, un tipo particular de valoración automática influida por nuestro pasado evolutivo y personal, en el que sentimos que está ocurriendo algo importante para nuestro bienestar y una serie de cambios fisiológicos y conductas emocionales que comienza a lidiar con una situación (Paul Ekman- Profesos psicología universidad de California en San Francisco) 

Las emociones evolucionaron como parte de nuestros mecanismos de supervivencia, a este proceso Ekman lo denomina “valoración automática”, se incorporó en nuestra fisiología permitiéndonos huir o quedándonos quietos al sentir miedo, remover obstáculos cuando sentimos ira o buscar contención emocional cuando estamos tristes. Por ello es difícil cambiar aquello que dispara nuestras emociones, ya que estas fueron diseñadas para que se produjeran sin pensar: para empujarnos a la acción y la seguridad sin detenernos en el análisis. 

Así nuestros mecanismos de valoración automática, están constantemente escaneando nuestra experiencia para ver si existe alguna amenaza oculta para nuestro bienestar o alguna oportunidad de la que nos podamos beneficiar. 

Cuando reaccionan lo hacen sin nuestro consentimiento, y muchas veces sin que seamos conscientes de ello. Entender esto, es un gran alivio. Se te ha dado un sistema nervioso que ha evolucionado a lo largo de miles de generaciones de maneras que tu no decidiste. Cuando vienes a darte cuenta que posees una mente y un cerebro, ya están dispuestas las reglas básicas de su funcionamiento. 

Los sucesos que dan origen a estas valoraciones automáticas a veces son universales, y a veces personales. 

Casi todos sentimos miedo ante un coche que se nos echa encima; en cambio a unas personas les asustan bajar por senderos empinados y a otras les encanta. A unas personas les dan miedo las arañas, las alturas, etc. y a otras no. 

Estos desencadenantes personales pueden tener su origen en la niñez y se pueden llevar de manera inconsciente hasta la adultez. 

Gran parte de la psicoterapia se dedica a explorar estos guiones importados del pasado. 

Las emociones también pueden ser desencadenadas por mecanismos distintos a las valoraciones automáticas. Recordar, hablar o imaginar una escena emocional del pasado o pensar en escenarios futuros, puede dar origen a ellas. Observar las emociones de otra persona (aunque sea en un televisor o cine) puede generar una reacción emocional. 

Las emociones se pueden evocar mediante la instrucción y mediante la representación voluntaria de sucesos emocionales, como se hace en el teatro. También se los pueden despertar cuando somos testigos de la violación de alguna norma (como tirar papeles en el suelo, hablar por el móvil en un concierto, etc.) 

Cualquiera que sea el tipo de desencadenante, las respuestas pueden ser funcionales o disfuncionales. 

Cuando nos apartamos automáticamente del coche que se nos echa encima, la reacción de miedo es funcional. Si tenemos miedo de salir de casa por algo terrible que nos pasaría, el miedo aquí es disfuncional, y puede venir de un trauma del pasado. Si estos temores importados del pasado, tienen que ver con temas universales, tienden a estar más arraigados y a ser más difíciles de modificar. El tema universal de la tristeza, es la perdida; el de la ira, la obstaculización de nuestros objetivos; del miedo, el daño físico o de otra índole. 

Una idea que puede proporcionarnos alivio en situaciones difíciles y que también funciona con las emociones es: “esto también pasara”. 

Las emociones suelen ser rápidas, y a pesar de las diferencias individuales, se distinguen de otros aspectos de la vida emocional por su tendencia a aparecer y desaparecer con rapidez. 

Las emociones pueden durar segundos o minutos, en cambio los estados de ánimo, se pueden prolongar durante horas y días, además, pueden durar los rasgos y persistir toda la vida. 

Tanto los estados de ánimo, como los rasgos, aumentan nuestra propensión a experimentar emociones relacionadas con ellos. Ej. Si estas irritable, es más probable que tengas momentos de ira. Si eres de temperamento melancólico, experimentaras más momentos de tristeza. 

Las emociones son fundamentales para las experiencias de los seres sintientes (humanos y animales), aunque a veces nos abrumen, la vida sin emociones sería muy insulsa y aburrida. Necesitamos las emociones para orientar nuestras acciones, organizar nuestras prioridades y centrar nuestras fuerzas en direcciones significativas. Las emociones nos ponen en movimiento (e: fuer, moveré: mover). 

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Las emociones crean realidades 

Para entender como nos ayudan las emociones a movernos por el mundo, el psicólogo Paul Gilbert, dice que los humanos tenemos tres tipos de sistemas de regulación emocional, una serie de funciones básicas que aparecieron en nuestro proceso evolutivo como especie para proporcionarnos información relevante momento a momento sobre el entorno y para poner en marcha estrategias motivacionales específicas. 

Estos tres sistemas son: 

  - El sistema de amenaza y protección; 

  - el sistema de impulso, búsqueda de recursos y excitación; 

  - y el sistema de calma y afiliación, alivio y seguridad. 


El sistema de amenaza, está dirigido a percibir los peligros potenciales del entorno y provoca emociones como la ansiedad, la ira, la indignación y el asco. Es el sistema responsable de impulsar la acción rápida para asegurar la supervivencia. La excitación del cuerpo asociada a estas emociones, genera la alerta necesaria para que te dispone a actuar de inmediato. Ej. Cuando se aproxima un coche de golpe y ante el peligro inminente te dispones a la acción. 

Este sistema te alerta del peligro: “corre, lucha o haz como que estás muerto”, esto resuena con el concepto de valoraciones automáticas de P. Ekman. 


El sistema de impulso, regula las emociones y motivaciones relacionadas con la búsqueda de recursos importantes del entorno, entre ellos la comida, las oportunidades sexuales, alianzas, sitios donde asentarse, y territorios. Es un sistema de deseos que empuja a los humanos hacia objetivos y recompensas importantes mediante la hiperactivación y los sentimientos positivos como la excitación y el placer. 

Nos empuja a buscar satisfacción de deseos y necesidades materiales e inmateriales, incluidos los relacionados con el mantenimiento de la autoestima, como la búsqueda de estatus y la competitividad. 

Se activa por ej. Cuando nos están por ascender en un trabajo. Cuando quedas por primera vez con alguien que te gusta…, etc., es el sistema que nos dice: a que esperas, ve y consíguelo, no va a estar ahí para siempre. 


El sistema de calma y afiliación, relacionado con las cualidades emocionales de la alegría, el sentirnos contentos y seguros, lo cual no solo implica ausencia de riesgo, sino también el surgimiento de emociones agradables y apacibles y sus sensación de bienestar. 

Se activa cuando estamos con personas con quienes nos sentimos vinculados emocionalmente, en sintonía y seguro, en especial con amigos y familiares. También se pone en marcha cuando realizamos prácticas de Mindfulness y prácticas del corazón, como meditaciones de amor, amabilidad y de compasión. Esto implica que el construir relaciones positivas y seguras con los demás y con nosotros mismos hace que nos sintamos en calma, seguros y contentos. 

Su activación ayuda a regular el funcionamiento de los sistemas de amenaza y de impulso. Este sistema dice: relájate, disfruta y conecta. Todo está básicamente bien. 

Desde la infancia, en especial cuando existe una sana relación entre el cuidador y el niño (al igual que como todos los mamíferos), descubrimos que se puede acceder a la seguridad y a la alegría, mediante la activación de este sistema de calma y afiliación, que puede regular la ansiedad, el miedo y la ira. Cuando esto ocurre, la oxitocina (hormona de la vinculación afectiva y la conexión), genera en el cuerpo y la mente, sentimientos de confianza, de afiliación, de tranquilidad en las relaciones. 

También disminuye la sensibilidad a los peligros en los circuitos del miedo en la amígdala (la pequeña pero potente alarma cerebral contra el peligro) 

Hasta más o menos los pasados años 70, lo habitual era pensar que el sistema nervioso era inmutable a lo largo de la vida adulta, que las funciones cerebrales se mantenían constantes y que era imposible que se desarrollaran neuronas nuevas después de la infancia. Si nacías con una actitud de quien ve “la botella medio vacía”, estabas condenado a esta manera de ver. 

Las neurociencias lo han cambiado todo con el concepto de neuroplasticidad, la idea de que en realidad, el cerebro humano es flexible y cambia a través de la experiencia. O sea que aunque existan reglas fijas sobre lo que la mente y el cuerpo puedan hacer (de ahí que no sea “tu culpa”), también es verdad que no estamos ni biológica, ni psicológicamente determinados, y que existe un espacio real de libertad para responder en vez de reaccionar que se puede cultivar mediante la observación consciente y la práctica del Mindfulness. 

De forma consciente o inconsciente, estamos constantemente entrenando la mente y el cerebro para que respondan ante las circunstancias de diferentes formas. 

En virtud de la repetición, nuestras reacciones se cristalizan en patrones emocionales y senderos neuronales, los cuales, a su vez, influyen en como percibimos la realidad. Así ocurre en especial cuando nos domina una emoción intensa, una situación a la que se denomina el período refractario (P. Ekman), un espacio de tiempo en el que solo somos capaces de asimilar información y evocar recuerdos que confirmen, mantengan o justifiquen la emoción que estamos sintiendo. 

Este mismo mecanismo que dirige y centra nuestra atención también puede limitar nuestra capacidad de adquirir información nueva y acceder a conocimientos ya almacenados que no coinciden con la emoción actual. 

Todos nos olvidamos de elementos o datos históricos evidentes cuando nos ciega una emoción fuerte. 

Como dice Maslow: supongo que si la única herramienta que tienes es un martillo, trataras todas las cosas como si fuesen clavos. 

Cultivar la Plena Conciencia, te ayuda a cambiar gradualmente la forma de relacionarte con las experiencias, dándole amplitud y apertura a cualquier cosa que estés viviendo, lo cual no significa que desaparezcan las emociones difíciles de nuestra vida. 

Las emociones agradables y desagradables no son más que hechos en la vida y no estamos aquí para desvincularnos de ningún aspecto de nuestra existencia. 
Cullen/Brito