sábado, 22 de marzo de 2025

El dolor crónico y el cerebro

 

Nuestro cerebro está diseñado para alertarnos del peligro.

Cuando se activan las vías del dolor en el cerebro, sentimos dolor, cuando tenemos un susto repentino, sentimos miedo. En ambas situaciones, nuestro cerebro trata de alertarnos del peligro físico o emocional, para protegernos de las amenazas a nuestra salud y bienestar.

Nos está diciendo que busquemos ayuda, que prestemos atención o que nos despertemos.

En el caso del dolor, ansiedad o la depresión, el cerebro nos hace saber que estamos amenazados por algún tipo de peligro, activando vías neuronales muy poderosas.

El cerebro, en particular la amígdala, es la puede estar interpretando el acto (aunque se trate de una compra de una casa, por ejemplo,  que produce ansiedad) como si estuviera escapando de un edificio en llamas.


Nuestro trabajo, es aprender a reconocer estos síntomas, como señales primitivas de advertencias.

Cuando oímos la alarma de incendio, estamos agradecidos de que nos haya alertado del peligro, sin embargo, si se trata de una falsa alarma  y no hay fuego a la vista, simplemente apagamos el dispositivo y lo reiniciamos.

Es importante comprender que no hay un peligro físico real, agradecer al cerebro por alertarnos, investigar nuestras vidas para encontrar la fuente del mensaje que nuestro cerebro está enviando y apagar la alarma.

 

CÓMO EL CEREBRO DETIENE EL DOLOR

Afortunadamente, el córtex dorsolateral prefrontal y otras áreas que están en la parte consciente del cerebro (en el lóbulo frontal), pueden revertir el círculo vicioso del dolor, controlando las rutas del subconsciente que lo producen.

El córtex dorsolateral prefrontal, es tan poderoso que puede eliminar las experiencias dolorosas.

Se ha demostrado que las personas que  se cortan habitualmente con hojas de afeitar,  tienen mucha más tolerancia al dolor físico.

Cuando se escanean sus cerebros, la zona correspondiente a su córtex dorsolateral prefrontal es muy activa, lo que demuestra el poder que esta área cerebral, puede tener sobre el dolor (Schmahl et al., 2006).

Cuando se activa el córtex dorsolateral prefrontal, el córtex cingulado anterior (la zona que exacerba el dolor), se desactiva automáticamente, con lo que se reduce aún más el dolor.

De Charms y sus colegas (2005), han demostrado que las personas pueden aprender a disminuir la actividad del córtex cingulado anterior y aumentar la del córtex dorsolateral prefrontal, con lo cual reducirán el dolor, así como los síntomas psicológicos (ansiedad, depresión…).

Disminuir la actividad del córtex cingulado anterior y del sistema nervioso autónomo, mediante el aumento de la actividad del córtex dorsolateral prefrontal;

extinguir los desencadenantes que perpetúan el dolor

y  disminuir las respuestas emocionales de la amígdala; todo ello, interrumpe el círculo vicioso del dolor, como otros síntomas que se corresponden a estos trastornos cuerpo/mente.

 

Los procesos que llevan a cabo unos hiperactivos sistema nervioso autónomo y córtex cingulado anterior, producen unos espasmos y tensión muscular excesiva (desencadenados por una gran variedad de actividades, sustancias químicas y situaciones) y son la causa de la mayoría de dolores de cuello, dolores de espalda, cefaleas tensionales, migrañas, espasmos y molestias intestinales, espasmos de vejiga, dolores corporales extensivos (fibromialgia), y muchas otras condiciones crónicas.

Cuando se tienen algunos de estos síntomas y las pruebas convencionales no identifican ninguna patología médica, estas son buenas noticias, pues no se trata de  una enfermedad o patología, sino un síndrome cuerpo/mente y esto, tiene fácil solución:

 Es averiguar qué procesos físicos y psicológicos, han contribuido a crear y perpetuar los síntomas y luego, trabajar en la reprogramación del cerebro, con el fin de extinguir el círculo vicioso neurológico en el que te encuentras atrapado.

Reconfigurar tu cerebro y desaprender tu dolor.

 

Los síntomas que ocurren cuando estamos sometidos a un estrés significativo, pueden variar enormemente.

Las emociones fuertes, son a menudo demasiado peligrosas o perturbadoras para ser sentidas o expresadas y por lo tanto, estas emociones se mantienen en el subconsciente por medio de la represión; la tensión resultante en la mente, se expresa como dolor y otros síntomas, como una distracción o una advertencia de estas fuertes emociones subconscientes (Sarno, 2006).

Dice el Dr. Sarno:

“Pienso que todo el mundo tiene síntomas psicosomáticos (es decir, derivados de la conexión psicosomática). Muy pocas personas, si es que hay alguna, viven sin experimentar una o más de estas manifestaciones, ya que éstas reflejan la organización evolutiva de la psique humana. Y lo más importante, estas manifestaciones, demuestran que no hay separación entre la mente y el cuerpo; que los dos están inextricablemente interconectados.

Uno no puede estudiar la patología de las enfermedades humanas, sin tomar en cuenta el papel de la psique.

Mi experiencia con los síndromes de dolor más comunes, me ha demostrado la insensatez de descuidar los componentes emocionales de la enfermedad humana.

En algunos casos, las emociones desempeñarán un papel secundario; en otras, el principal. Descuidar esta dimensión, es una omisión tan grande, como ignorar el papel de los microorganismos en una enfermedad.


 No importa cómo reaccionemos conscientemente ante las presiones de la vida, otro mundo de reacciones existe en el inconsciente.


Nuestro cerebro, memoriza constantemente nuestro entorno,  para detectar cualquier situación potencial, que pueda ser estresante o “peligrosa”. Esto ocurre casi a diario, y el mínimo estrés que produce encontrar un aparcamiento, llegar tarde a una reunión, tener una conversación difícil, preocuparte por tu hijo o por ponerte enfermo, se procesa por nuestro cerebro y se evalúa. 

Cuando el cerebro detecta que una de estas situaciones, es suficientemente peligrosa, incluso si obviamente no estamos en peligro real, el cerebro puede enviar un pequeño mensaje de alarma.

Podemos sentir un ligero hormigueo en la mano o en el pie, un ligero malestar estomacal, un repentino zumbido en los oídos, una opresión en el pecho o exhalamos un profundo suspiro.

En el caso de activarse el mecanismo del estrés: lucha/huida/parálisis, por ejemplo, cuando corremos por el peligro de un oso, primero corremos y luego sentimos el miedo. Joseph Ledoux señala, que las vías nerviosas que perciben una situación peligrosa, envían señales a la amígdala en 12 milisegundos, las señales tardan el doble de tiempo en llegar a la parte consciente del cerebro.

Este proceso es como marcación emocional rápida, para poder reaccionar  con rapidez,  antes de que seamos conscientes de ellos.

La amígdala, responde  a los estímulos visuales y de otro tipo que se presentan a nivel subconsciente y que pueden causar dolor y otras reacciones en nuestro cuerpo (knight et al., 2003)

Almacenados para siempre en el cerebro, los recuerdos emocionales, pueden desencadenar respuestas físicas o emocionales.

Los miedos, pueden salir muchos años después, al reaccionar ante un objeto o una situación, sin ser conscientes de las emociones que causan la reacción (Ohmna, 1992: Le Doux, 1996)

Aunque en la vida moderna, es raro encontrarnos con un depredador, el cerebro,  escanea constantemente nuestro entorno, en busca de cualquier signo de peligro.

Cuando tenemos tensiones psicológicas significativas, que nos recuerdan a algo que nos causó miedo, ira/rabia/furia o culpa en una etapa anterior de la vida, nuestra mente, las interpretará como peligrosas.

En estas situaciones, nuestra mente subconsciente, tratará de alertarnos de un problema o de protegernos de algo que perciba como perjudicial.

Nuestros cuerpos reaccionan y a menudo con dolor. Cuando nos enfrentamos a situaciones muy estresantes, especialmente cuando nos sentimos atrapados e incapaces de encontrar una solución, nuestro cuerpo reacciona, como si estuviéramos en grave peligro. El cerebro activa el mecanismo lucha/huida/parálisis,  poniendo en tensión músculos específicos y esta tensión crea un dolor real. Con el tiempo el dolor puede empeorar o generalizarse.

El dolor de espalda, a menudo se da en personas que están experimentando graves dificultades en el trabajo y no pueden dejarlo, o en otras áreas de la vida. El dolor que utiliza la mente, es para protegerlos y sacarlos de la situación angustiosa.

A veces, quieres conscientemente hacer algo, pero tu sistema nervioso se ha sensibilizado, e inconscientemente puedes tener sentimientos de miedo, ira/rabia/furia y culpa, causados por una situación estresante y que hace que se vuelva a repetir el síntoma o se haga crónico, como mecanismo de protección.

La mente subconsciente, puede elegir qué síntomas producir durante los momentos de estrés, por eso las personas que crecen con un padre con frecuentes dolores de cabeza, a menudo desarrollan frecuentes dolores de cabeza.

Alguien que se hace mayor con parientes con dolores abdominales o de espalda, a menudo, puede desarrollar esos síntomas, décadas más tarde.

El contagio social, es un mecanismo por el cual, se pueden desencadenar síntomas específicos.

A veces, la forma en que reaccionan nuestros cuerpos, puede darnos una pista de lo que la mente está tratando de decirnos. El dolor puede ocurrir en un lugar apropiado. Por ejemplo, la dificultad para deglutir, puede estar relacionado a una situación “difícil de tragar”.

Se puede desarrollar dolores de cabeza, antes de las citas o situaciones sociales estresantes o en las que haya personas por quienes tengas fuertes sentimientos. A menudo, no se es consciente de esto: se trata de sentimientos subconscientes. De hecho, es más probable que la emociones causen reacciones en nuestro cuerpo, cuando no somos conscientes de que nos están influyendo (LeDoux, 1996).

Este proceso, ocurre de manera regular, probablemente a diario, en todos nosotros.

 

El aprendizaje previo o primado (facilitación, priming), es también una manera  con la cual la mente subconsciente, elige un síntoma particular.

Alguien que se ha lesionado en cierta zona corporal, es más probable que desarrolle dolor tipo síndrome mente/cuerpo en esa área, porque el patrón neurológico de dolor y la sensibilización de los nervios, ya ha sido establecido y el cerebro lo recuerda. El cerebro no olvida cómo crear ese dolor en particular (hasta que se lo enseñemos, lo desaprendamos).

Al saber la causa que pudiera ser, puede que desaparezca reconociendo que se está estresado por algo, lidiando con el estrés de la mejor manera y transmitiéndole a la mente subconsciente que: “no necesitas el dolor para alertarte de una situación peligrosa o para alejarte de algo que realmente no quieres hacer”.


Para aprender más sobre este tema:

martes, 18 de marzo de 2025

TEORÍA POLIVAGAL Y ESTRÉS- Aprendiendo a autorregularnos

 

Nuestro cuerpo está diseñado para vivir y sobrevivir

sin necesidad del pensamiento consciente.

El nervio vago es el director

de la orquesta sinfónica del cuerpo humano.


El nervio vago es el más largo del cuerpo y su óptimo funcionamiento es imprescindible para mantener la buena salud y alejar el desarrollo de enfermedades.

Gobierna muchos procesos fisiológicos de los que dependen la salud y el bienestar, entre ellos la respuesta de relajación. 

Tiene relación con el estrés, la ansiedad y la inflamación, por lo que podemos activarlo y favorecer una mejor respuesta frente al estrés y un mayor equilibrio entre el cuerpo y la mente.

El nervio vago está involucrado en muchas funciones del cuerpo. Sin que pienses en ello, tu corazón latirá hoy 100.000 veces. Respirarás 23.000 veces. Tu sangre circulará a través de tu cuerpo tres veces por minuto, y tu hígado limpiará y desintoxicará esa sangre continuamente. La población bacteriana trabajará de forma simbiótica con tu tracto digestivo, para descomponer los alimentos que ingieras y asimilar los nutrientes que requiere cada una de tus células para funcionar.


¿Te has preguntado alguna vez cómo ocurre todo esto en ausencia de un control consciente?

¿Cómo funcionan todos estos sistemas de manera colectiva?

La respuesta está en tu Sistema Nervioso Autónomo.


Este sistema, constituye una maravilla evolutiva. Es la parte del sistema nervioso que, dicho en pocas palabras, es responsable del control de las funciones corporales que no están dirigidas de modo consciente.

A medida que los humanos evolucionamos, nuestra capacidad de pensar conscientemente aumentó considerablemente, debido a que los sistemas para sobrevivir, se regularon de forma subconsciente o automática.



EQUILIBRIO ENTRE CALMA Y ACTIVIDAD

El sistema nervioso autónomo, consta de dos ramas que, controladas automáticamente, intervienen en esta supervivencia:

El Sistema Nervioso Simpático, aumenta la frecuencia cardíaca y la frecuencia de la respiración, envía flujo sanguíneo hacia los músculos y dilata las pupilas, nos permite luchar contra los estresores o “huir” y alejarnos de ellos.

El Sistema Nervioso Parasimpático, permite relajarnos y recuperarnos de la tensión de las tareas cotidianas, y reduce la frecuencia cardíaca y la respiratoria para que respiremos de forma más profunda y plena, y entremos en modo reposo. Su control depende del Nervio Vago, crucial para la salud.



El Nervio Vago en el estrés crónico y la inflamación

El Nervio Vago, es el nervio más largo del cuerpo. Da sensibilidad al oído, permite que tragues la comida, controla las vías respiratorias y tus cuerdas vocales, controla la respiración, la frecuencia cardíaca, mantiene la presión arterial óptima, las funciones del hígado, activa la vesícula biliar, controla el hambre y la saciedad, los niveles en sangre de azúcar e insulina, la función motora del intestino, la actividad del sistema inmunitario, la inflamación intestinal y transmite la información del conjunto de las bacterias intestinales, del microbioma.

Si damos a nuestro cuerpo la oportunidad de recuperarse, puede combatir la inflamación, la obesidad, mejorar la diabetes, los problemas digestivos o las enfermedades autoinmunes.

Se puede decir que el equilibrio del Nervio Vago, es imprescindible para una vida plena y satisfactoria.
Su desequilibrio crónico, nos conduce a la enfermedad y la disfunción. Cuando los niveles de estrés permanecen demasiado elevados durante demasiado tiempo, el Sistema Parasimpático, disminuye la capacidad de funcionar.
También puede suceder lo contrario, ya que la sobreactivación del Sistema Parasimpático, puede ralentizar la capacidad de afrontar potenciales estresores. El cuerpo, bajo constantes niveles de estrés, produce elevados niveles de inflamación y no tiene la oportunidad de recuperarse.


Nervio Vago en la ansiedad y otros trastornos

Nuestro cerebro, aún no distingue entre estresores mentales/emocionales y estresores de supervivencia como encontrarnos con un tigre en la naturaleza. Se activan las mismas respuestas automáticas de lucha/huida/parálisis.

A diario, estamos sometidos a gran cantidad de estresores, sin darnos cuenta y en general sin hacer nada para autorregularnos, por desinformación y no ser conscientes de cómo funciona nuestra biocomputadora humana.

Si damos a nuestro cuerpo la oportunidad de recuperarse, puede combatir la inflamación, la obesidad, mejorar la diabetes, las digestiones o las enfermedades autoinmunes.

Un Sistema Nervioso Sano, que transmite información de forma óptima, es crucial para la salud.



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CURSO EL NERVIO VAGO. TEORÍA POLIVAGAL Y ESTRÉS

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- Conocer la importancia de las dos ramas del Sistema Nervioso Autónomo, para vivir una vida plena y satisfactoria.

- Cómo nos afecta el estrés y cómo aprender a gestionarlo.

- Conocer los patrones de respuesta fisiológicos del cuerpo por medio de los cuales el organismo se adapta al medio, patrones de reacción adaptativos.

- Cómo se desregula y autorregula el organismo.

- Contemplar al cuerpo como un compañero de viaje de sanación (capaz de autorregularse) y no como la causa de la enfermedad.

- Conocer la maravilla evolutiva del Sistema Nervioso Autónomo y cómo podemos influir en él.

- La importancia de hacernos responsables de nuestra salud.

- Aprender sobre el estrés y el distrés.

- Saber por qué surgen ciertos síntomas y comportamientos, aprender a autorregularse y saber que está sucediendo neurofisiológicamente.

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- Aprender cómo los estados autónomos actúan de forma jerárquica. (S. Simpático, Vago Dorsal y Vago Ventral)

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- Cómo percibir e influir en el Sistema Nervioso Autónomo. Cómo autorregularnos

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jueves, 13 de marzo de 2025

Trátate con amorosidad

 


Somos compasivos con nosotros mismos

cuando somos capaces de vincularnos afectuosamente

con todas las facetas de nuestra persona

y reconocer las necesidades y valores

expresados por cada una de ellas.


Es muy importante cómo nos tratamos a nosotros mismos. Si somos interiormente violentos para con nosotros mismos, es difícil que seamos realmente compasivos con los demás.

Cuando los conceptos negativos que tenemos de nosotros mismos, nos impiden ver nuestra propia belleza, perdemos conexión con nuestro ser.

Por carecer de educación emocional, ante equivocaciones que cometemos, muchas veces sentimos rechazo hacia nosotros mismos, enojo, frustración, y una sensación inconsciente de que merecemos sufrir por lo que hicimos, en lugar de aprovechar la equivocación para aprender, para un crecimiento personal.

Si cuando nos autoevaluamos, sentimos vergüenza o culpa, el aprendizaje estará guiado por el odio hacia nosotros mismos.

Cuando tenemos la intención de comportarnos con más amabilidad y sensibilidad, si los demás perciben que detrás de nuestras acciones hay vergüenza o culpa, es menos probable que aprecien lo que hacemos, que si nos sentimos motivados puramente por el deseo humano de contribuir a la vida.

La expresión “debería”, nos lleva a generar vergüenza y culpa, y está profundamente arraigada en nosotros. Ejemplo “No debería haber hecho eso” o “Debería haberlo imaginado”.

Esta expresión “debería”, implica que no hay otra opción, que no podemos elegir, con lo cual, no aprendemos.

La gente suele decir: “Tengo que dejar de fumar” o bien “Tengo que hacer más ejercicio”, pero siguen resistiéndose a hacerlo porque el destino del ser humano no es la esclavitud.

Los juicios, sean sobre nosotros mismos, o sobre los demás, son expresión de necesidades no satisfechas.

Cuando decimos que alguien se equivoca u obra mal, significa que su manera de actuar, no está en armonía con nuestras necesidades.

Si el juicio es hacia nosotros mismos, lo que decimos es: “No me estoy comportando de una manera armoniosa con mis propias necesidades”.

Si aprendemos a evaluarnos desde esta visión de necesidades sin satisfacer, podremos aprender más que criticándonos.

En vez de juzgarnos o criticarnos, podríamos cubrir nuestras necesidades y hacer algo que nos inspire a cambiar hacia la dirección que nos gustaría, teniendo respeto y autocompasión hacia nosotros mismos.



Puedes aprender mucho más con:



lunes, 3 de marzo de 2025

El dolor está en el cerebro: síndrome mente/cuerpo


El dolor real, puede ser causado tanto por estados de enfermedad física, como por procesos neuroplásticos que activan circuitos neuronales aprendidos, cosa que se daría en un trastorno psicofisiológico.

Cualquier dolor se experimenta en el cerebro.

El cerebro puede desactivar el dolor, incluso cuando el cuerpo esté lesionado o tenga algún daño en los tejidos.

Igual, el dolor puede ocurrir cuando no hay lesiones físicas o daños en los tejidos, esto es muy común.

¡El dolor no está en la cabeza, está en el cerebro!


El cerebro, puede crear una amplia variedad de síntomas leves o severos, en cualquier zona del cuerpo.

Los síntomas, no están en tu cabeza, son reales, son causados por un conjunto de conexiones neuronales aprendidas que han sido sensibilizadas y son causadas por el Síndrome Cuerpo/Mente.

Uno de los aspectos más difíciles de entender de este síndrome, es que los síntomas pueden ser muy severos, aunque no haya un daño patológico o lesión física o problema psiquiátrico grave.


El cerebro subconsciente es la fuerza motriz de las reacciones psicofisiológicas. El subconsciente controla nuestras funciones corporales para protegernos y ayudarnos a adaptarnos a nuestro entorno. Nuestras reacciones a nuestro entorno, dependen tanto de la codificación innata de nuestro cerebro, como de la aprendida.

A lo largo de nuestra vida, nuestro cerebro aprende a responder a situaciones potencialmente peligrosas y como Hebb apuntó: las neuronas que se activan juntas, permanecerán conectadas, es probable que esas vías neuronales se disparen cuanto más se activen.

El subconsciente controla no solo las respuestas a nuestro entorno, sino también lo que percibimos.


El dolor es un mecanismo de protección. El cerebro intenta decirnos que estamos en peligro, intenta protegernos, sin embargo en el síndrome mente/cuerpo, la amenaza no es una lesión física, sino más bien, algún tipo de situación social que nuestro cerebro, ha decidido que es peligrosa, pero los síntomas no son imaginarios.

El propósito de los síntomas, es que hagamos algo. Cuando conseguimos descubrir que ciertos síntomas son realmente mente/cuerpo, la mente a menudo crea nuevos síntomas (o resucita los viejos), entonces te preocupas por los nuevos síntomas, te preguntas si hay algo físicamente averiado en tu cuerpo (cerebro incluido), te inquieta que los médicos no detecten algo, dudas del diagnóstico “síndrome mente/cuerpo” y te concentras en los síntomas todo el tiempo, estos pensamientos obsesivos, son otra forma del síndrome, nuestras mentes crean más miedo.

Está comprobado en estudios neurocientíficos, que cuando experimentamos situaciones difíciles o estresantes, especialmente si hemos tenido un estrés significativo en una etapa anterior de la vida y si no podemos expresar o mostrar cómo nos sentimos, estaremos en riesgo de que nuestro cuerpo experimente dolor.

A veces la señal dolorosa que experimentamos, puede estar distorsionada, y la intensidad con la que recibiremos esta respuesta amenazante (dolor) vendrá modificada y/o alterada por nuestra forma de ser y multitud de factores psicosociales.

Hay que ir a la causa del síndrome: las conexiones nerviosas dolorosas que han sido aprendidas por el cuerpo-mente.

Las áreas del cerebro que se activan por lesiones físicas, son exactamente las mismas que lo hacen por heridas emocionales. Los recuerdos emocionales son permanentes (hasta que se gestionen): las heridas que ocurrieron en el pasado, no desaparecen simplemente con el paso del tiempo.

Las lecciones aprendidas los primeros años de vida, crean improntas que se almacenan en la amígdala y en otras áreas del cerebro. Si en la tierna infancia tuvimos traumas severos psicológicos, los síntomas del síndrome pueden comenzar inmediatamente y son susceptibles de persistir por muchos años,

Pero a menudo, el estrés emocional padecido en los primeros años de vida, no causa el desarrollo de los síntomas de manera inmediata; mas habitualmente, son los eventos estresantes que ocurren más tarde, a lo largo de nuestra existencia, los que pueden reabrir las heridas emocionales almacenadas y dar paso al desarrollo de síntomas correspondientes al síndrome. Esto es común, aunque no imprescindible, cuando las situaciones presentes, son bastante similares desde el punto de vista emocional, a las ya vividas anteriormente.

Muchas investigaciones, han demostrado cómo el cerebro controla realmente el dolor. Todo dolor tiene componentes sensoriales, cognitivos y afectivos (Wager et al., 2004).

El componente sensorial incluye descripciones de cómo se siente el dolor: presión, ardor, punzadas, entumecimiento...

El componente cognitivo es lo que se piensa sobre el dolor: cuál es la causa, si se cree que es temporal o permanente, controlable o superable...

El componente afectivo consiste en los sentimientos y emociones sobre el dolor: el miedo, la preocupación, la ira, el rencor...


Las emociones que habitualmente se almacenan en esta memoria emocional, son el miedo, la ira/rabia/furia/, la culpa y la tristeza o la aflicción.


La clave para comprender el síndrome mente/cuerpo, es la señal de peligro que se enciende en la amígdala cerebral. En las personas que han sido sensibilizadas por el estrés de la vida cotidiana, la amígdala puede reaccionar automática y exageradamente a eventos vitales, que no son realmente peligrosos.

La señal de peligro pone en marcha tanto en el cerebro, como en el resto del cuerpo, una compleja serie de reacciones que dan como resultado dolor, ansiedad, depresión u otros síntomas característicos del síndrome. Tomado en su totalidad, esto se conoce comúnmente como reacción de lucha/huida/parálisis (mecanismo del estrés)

Afortunadamente, el córtex dorsolateral prefrontal y otras áreas que están en la parte consciente del cerebro (en el lóbulo frontal), pueden revertir el círculo vicioso del dolor, controlando las rutas del subconsciente que lo producen.

El córtex dorsolateral prefrontal es tan poderoso, que puede eliminar las experiencias dolorosas.

Cuando se activa el córtex dorsolateral prefrontal, el córtex cingulado anterior (la zona que exacerba el dolor) se desactiva automáticamente, con lo que se reduce aún más el dolor.

Disminuir la actividad del córtex cingulado anterior y del sistema nervioso autónomo, mediante el aumento de la actividad del córtex dorsolateral prefrontal; extinguir los desencadenantes que perpetúan el dolor y disminuir las respuestas emocionales de la amígdala; todo ello, interrumpe el círculo vicioso del dolor, como otros síntomas que se corresponden a estos trastornos cuerpo/mente.

Los procesos que llevan a cabo unos hiperactivos Sistema nervioso autónomo y córtex cingulado anterior, producen unos espasmos y tensión muscular excesiva (desencadenados por una gran variedad de actividades, sustancias químicas y situaciones) y son la causa de la mayoría de dolores de cuello, dolores de espalda, cefaleas tensionales, migrañas, espasmos y molestias intestinales, espasmos de vejiga, dolores corporales extensivos (fibromialgia), y muchas otras condiciones crónicas.

Cuando se tienen algunos de estos síntomas y las pruebas convencionales no identifican ninguna patología médica, estas son buenas noticias, pues no se trata de una enfermedad o patología, sino un síndrome mente/cuerpo y esto, tiene fácil solución:



Desaprender el dolor crónico y reentrenar el cerebro:

Es averiguar qué procesos físicos y psicológicos han contribuido a crear y perpetuar los síntomas, y luego, trabajar en la reprogramación del cerebro con el fin de extinguir el círculo vicioso neurológico, en el que te encuentras atrapado.






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lunes, 17 de febrero de 2025

Cuando el dolor se transforma en sufrimiento

                           

Aceptar el dolor sin agregarle sufrimiento. Si no lo haces, tu mente te conducirá a vivir el infierno generado por tus deseos contrariados.

Nos apegamos a lo que debería ser, en lugar de aceptar lo que es. Los demás deberían…., yo debería…, la vida debería… y hasta dios tendría que actuar como yo creo que deberían.

Exigir o demandar que todo suceda de acuerdo con lo que deseamos o según alguna norma personal, resulta una forma rígida y absurda de comportamiento, que solo acarrea sufrimiento.

El deseo se transforma en una imposición irracional que conduce indefectiblemente a la frustración, a la ira o a la depresión, entramados moleculares nefastos de la experiencia del pensar y del sentir: “yo debería tener o ser más exitosa y como no lo soy me siento frustrada, desvalorizada, ignorada…!

¿Cuántos “debería” o “tendría que” están actuando hoy en tu vida?


El dolor es un sentimiento que lastima y cuanto más queremos ignorarlo, más se intensifica, lo que resistes se potencia, pero si aprendes a vivirlo aceptándolo, rindiéndote ante él y descubriendo un sentido a esa experiencia, el dolor se transforma en la gran oportunidad para liberarte de la carga insoportable del sufrimiento.

Somos el dolor y también somos lo que sana ese dolor.


Hay creencias que restringen y creencias que expanden, creencias que nos tornan impotentes y creencias que nos dan el poder de cambiar nuestra vida.

Hay creencias que construyen salud y hay otras que la destruyen, entre estas últimas se encuentra una muy arraigada en la mayoría de las personas: la creencia de que el dolor debería desaparecer de nuestra vida. Nos negamos, nos resistimos y al resistirnos, sufrimos más. Pero el dolor y las pérdidas son parte esencial de la vida.

Quien puede experimentar la tristeza con dignidad, sin pelear contra ella (“esto no puede estar pasando”), sin negarla (“aquí no ha pasado nada”, “no tengo que llorar”), sin agregarle sufrimiento (“¿por qué?, ¿qué hice para merecer esto?, ¿en qué me equivoque?”), se dobla, pero no se quiebra.

Cuando nos abrimos al dolor con toda nuestra humanidad y nos rendimos ante él, el mismo dolor nos sana, nos eleva al punto de trascenderla, siendo transformados por él. El dolor se convierte así en nuestro gran maestro.

Cuando el cuerpo y el corazón lloran por lo que han perdido, 
el alma sonríe por lo que ha ganado.


El peor sufrimiento no es el dolor en sí, sino no saber el para qué nos pasa lo que nos pasa.

Todo dolor es portador de un mensaje que hay que saber descifrar, ya que en la plena comprensión de este sentido está la clave para su superación.

En el dolor no hay mente, es dolor. Se caen las máscaras y las corazas, somos dejados solos en el misterio de ser. Estamos frente a frente con la realidad.

Para estar dispuestos a explorar la realidad, tenemos que estar preparados para cometer muchos errores, debemos ser capaces de arriesgarnos, podemos perdernos, pero es así como llegamos a un nuevo destino, perdiéndonos muchas veces, aprendemos cómo nos extraviamos; cometiendo muchos errores, llegamos a saber lo que es un error, nos acercamos más y más a lo que es la realidad.

Se trata de una exploración individual, no puedes partir de las conclusiones de los demás, la realidad es una experiencia, no una creencia. Nunca se encuentra la realidad estudiándola: la realidad hay que confrontarla, hay que encararla.

Así también hay que encarar el dolor. Para sanar el dolor, debemos hundirnos en lo profundo, en la oscuridad de las raíces, donde surge la vida.

Nos resistimos a ir hacia abajo, elegimos quedarnos en la superficie, buscar soluciones con la mente caótica, que prefiere podar las ramas marchitas o enfermas y hacerlas desaparecer. “si no se ve, no existe”, creemos ingenuamente. Pero el dolor no se puede ocultar.

Experimentar la tristeza con integridad, es un acto de máxima fortaleza. Quien se oculta detrás de la máscara queriendo mostrar que “aquí no pasa nada”, quien se cree o pretende ser invulnerable, cuando se quiebra, le será muy difícil recuperar su integridad.

En cambio, al abrirnos a la sensación de pérdida y experimentar la emoción natural de la tristeza, nos tornamos vulnerables y desde ese sentir aceptamos lo que es, renunciando a su permanencia. Así la energía psíquica resultante, se dirige hacia la toma de decisiones que nos harán modificar el curso de lo vivido.

Lo que no es aceptado, no puede ser cambiado. Esto muestra claramente un principio básico de la acción correcta: jamás podré cambiar o modificar algo si no lo acepto primero.

Recordemos que cuando elegimos cerrar el corazón al dolor, recurriendo a mecanismos de evitación, también lo cerramos frente a la alegría y el gozo.

Si aprendemos a abrir el corazón al dolor, el proceso es tan extraordinario como milagroso, y no se trata de creerlo, sino de experimentarlo.

Las heridas que nos hacen sufrir, no están destinadas a destruirnos, si las asumimos e integramos, contribuyen a nuestro crecimiento y nos tornan capaces de transmitir a los demás la riqueza de nuestra humanidad.

Un conocimiento profundo de nuestro propio dolor, permite convertir la debilidad en fuerza, para ofrecer la propia experiencia como fuente de sanación a otros que también están sufriendo.

Entonces, ya no hay espacio para lamentarse, la queja o la auto-conmiseración. La posibilidad de acoger, acompañar y hermanarnos, hace que todo cobre sentido, incluso el dolor. Éste, como experiencia de la desnudez y fragilidad humana, se torna promesa de un bien mayor.

Es un estado de conciencia superior, es el reino del servicio. Para alcanzarlo, es imperativo aceptar y atender las propias heridas, de modo de adquirir la libertad que nos permite acercarnos a las heridas de los demás, sin sentirnos amenazados. Desde este espacio, nos transformamos en sanadores heridos, verdaderos seres humanos que aprendieron a hacer de sus límites y sufrimientos una fuente de sanación para los demás.


“Solo el doctor herido puede curar.” Jung.



Para salir de la zona de sufrimiento:

1- Reconocer que no somos los únicos que sufrimos. Lo logramos cuando dejamos de mirarnos el ombligo y podemos expandir el foco de lo que somos capaces de ver.

2- Darnos cuenta y reconocer que hay otros seres humanos que sufren más que nosotros.

3- Pasar a la acción, hacer algo para mitigar el sufrimiento de los demás.

El servicio, actualiza el potencial de la conciencia humana que todos compartimos, es el portal de entrada al universo del alma. Tiene en si la capacidad de transformar el amor al poder, en el poder del amor, otorgándonos una mirada nueva y más compasiva de nosotros mismos y del mundo en el que vivimos.

Permite trascender el imperio de la mente, para presenciar la transmutación del sufrimiento hacia la compasión y el amor incondicional.



La sanación sigue a la conciencia. 
Donde hay conciencia profunda, hay compasión. 
Este es el territorio del milagro, sentirnos uno con el otro, 
identificarnos con una visión más amplia de nuestra existencia humana, 
para liberarnos del limitado concepto de nosotros mismos.


El servicio se convierte en el camino más seguro para sanarnos y construir un mundo más justo y verdaderamente humano.



Descalzo y en amor camina siempre hacia adelante, sin mirar hacia atrás. 
En el templo de la vida sostenido por los pilares del Sí y del No,
entre la luz y la oscuridad, con coraje para enfrentar lo que hay que enfrentar,
con disciplina para aprender lo que es necesario aprender
y con humildad para equivocarse.


S. M. Maruso


domingo, 9 de febrero de 2025

¿Qué es la Psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI o PNIE)?

 

"Las personas deben empezar a darse cuenta en que extensión el cuerpo que le presentan a la medicina para diagnóstico y tratamiento, es un cuerpo con una profunda experiencia e inteligencia significativa, informado acerca de sí mismo y su ambiente, e influido por su propia sensibilidad y conciencia." George F. Solomon

El sistema nervioso tiene la capacidad de regular casi todos los órganos y sistemas del organismo, incluyendo el cardiovascular, gastrointestinal y el sistema endocrino.

En contraste, se pensaba que el sistema inmunológico era relativamente autónomo y que se regulaba internamente por citoquinas producidas por las propias células inmunológicas.

Sin embargo, recientemente se han acumulado evidencias provenientes de diversos campos que demuestran que el sistema nervioso y el sistema inmune se pueden comunicar en una forma bidireccional (Solomon, 1968, Ader, 1975; Locke y col., 1984).

Más aún, se ha propuesto que esta comunicación puede ser esencial para el correcto funcionamiento del sistema inmune y del propio sistema nervioso.
Marianella Castés Boscán


La Psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI) es la ciencia transdisciplinaria que comprende el estudio científico de las interacciones y comunicación en la unidad mente, cuerpo y ambiente.
En la unidad mente-cuerpo, estudia las interrelaciones de los sistemas Nervioso, Inmune y Endocrino con el Psiquismo, y en conjunto, de este con todos los sistemas fisiológicos.

Respecto a la comunicación con el ambiente, estudia la interrelación con los contextos sociales, culturales y ecológicos en los cuales el individuo se desenvuelve (Ader).
También toma en cuenta los contenidos trascendentales del ser humano o espirituales (Duke University Symposium 1999) y como todas estas interacciones influyen en la salud.

Por su naturaleza la PNEI es una ciencia multidisciplinaria que se ha ido cimentando con los aportes de los campos como las neurociencias, psicología, inmunología, biología molecular, genética, anatomía, bioquímica, microbiología. microscopia electrónica, psiquiatría, endocrinología, oncología y todas las especialidades médicas. Incluyendo antropólogos, sociólogos, ecólogos, teólogos.

Gracias a este trabajo conjunto, se está conociendo cómo los factores psicológicos influyen en los estados de activación en las células desde sus niveles de:

- Regulación genética (Shaked 2008)
- Epigenética (Meaney 2010)
- Integridad de los cromosomas (Epel 2009)
- Comunicación intracelular e intercelular de los órganos y sistemas, así como su metabolismo y fisiología (Besedovky 2007)


Esto se da a traves de las vías Psico-Neuro-Inmuno-Endocrinas.
Los factores psicológicos influyen en un amplio rango que pueden ir desde la vulnerabilidad para enfermarse, hasta mejorar la capacidad natural que tienen el organismo de recuperarse de las enfermedades y mantenerse sano.



La PNEI, se trata de una disciplina que ha comprobado científicamente que el Sistema Inmunológico está fuertemente conectado con el Sistema Endócrino, responsable de la producción de hormonas, lo cual implica que la alteración de uno de ellos, puede afectar la respuesta de los otros dos.

Estos tres sistemas se comunican entre si a través de un lenguaje bioquímico común y además, esta comunicación es multi-direccional, es decir, el Sistema Nervioso puede hablar con el Sistema Inmunológico y el Endocrino y estos pueden también enviar información al Sistema Nervioso Central (Castes, revisión tema: Ader, Felten y Cohen, 2001).

El lenguaje bioquímico es el envío de información a través de moléculas de la información: los neurotransmisores producidos por el cerebro, las hormonas por el Sistema Endócrino y las citoquinas por el Sistema Inmunológico.

En la interconexión de los Sistemas Nerviosos, Endocrino e Inmunológico, este último es el que está en la raíz de lo que llamamos salud y enfermedad, ya que nos protege de patógenos y células tumorales.


La PNEI nos ayuda a comprender como factores de orden psicosocial, estrés emocional y físico, así como los factores de comportamiento, todos ellos manejados por nuestra mente, pueden enviar información al sistema inmunológico, a través de neuropéptidos y neurotransmisores e influir en su funcionamiento, lo cual podría determinar el estado de salud o enfermedad de una persona (Candace Pert).

La Red Sistémica Psiconeuroendocrinoinmunológica, es una conceptualización sobre el funcionamiento integrado de los sistemas psíquico, nervioso, inmune y endocrino (Candace Pert), en la cual la modificación den cualquiera de sus componentes, va a producir modificaciones en el resto.


www.centroelim.org


domingo, 26 de enero de 2025

Reiki Usui (Método Tradicional)


El método Reiki, es un sistema natural de armonización y recuperación energética, que se practica con el fin de mantener o recuperar la salud.

Es un método de reducción del estrés. Un sistema de sanación natural que nos ayuda a trabajar en nosotros mismos y en los demás a través de la Energía Vital Universal, promoviendo la salud y la armonización en todos los niveles: físico, mental-emocional y espiritual.

Reiki produce de manera inmediata, continua y acumulativa, una mejor relación con nosotros mismos y con nuestro entorno, ya sea laboral, familiar, deportivo, social, etc. llevándonos cada vez más hacia nuestro equilibrio interior, el cual produce un equilibrio en el exterior

El Reiki se utiliza para neutralizar el estrés, tensiones, dolor de cabeza, migrañas, dolores musculares, fatiga, agotamiento, vista cansada y demás síntomas producidos por la exigencia a la que estamos sometidos e la vida cotidiana.

Al bajar los niveles de ansiedad, también se bajan los consumos de sustancias nocivas al organismo, como el tabaco, el alcohol, tranquilizantes, y demás, sintiéndonos mejor en todos los niveles.

Destaquemos que el Reiki, no reemplaza a la medicina tradicional, sino que la complementa y potencia en todos los casos.

Sus beneficios producen también una depuración de las sustancias nocivas acumuladas en el organismo, se promueve la actividad física, desde una perspectiva propia, desde el placer de reconocer nuestro cuerpo, y brindarle lo que necesita para estar bien, un bienestar que afecta todos los aspectos funcionales del cuerpo, mejorando nuestra calidad de vida, en todos los órdenes.

Reiki es holístico, “holos” quiere decir total.

Actúa en la totalidad del ser: niveles físico, emocional, metal y espiritual, con lo cual sus beneficios actúan a todos los niveles y en todas las enfermedades:

- disfunciones metabólicas,

- lesiones orgánicas profundas,

- dolores agudos y crónicos,

- enfermedades degenerativas,

- bloqueos energéticos,

- tensiones musculares y nerviosas,

- estados emocionales,

- depresión y falta de vitalidad,

- insomnio,

- estrés,

- cáncer,

- sida,

- otras enfermedades de inmuno-depresión,

- quemaduras,

- alergias,

- intolerancias,

- asma,

- manifestaciones psicosomáticas se puede aliviar y a veces curar por su acción armonizadora del sistema inmunológico,

- disfunciones endocrinas como la diabetes, se regularizan progresivamente permitiendo así una disminución de las terapias hormonales,

- las heridas se cicatrizan más rápidamente,

- las quemaduras graves y extendidas, se pueden curar, sin infecciones y disminuyendo las cicatrices,

- los pacientes de cáncer tratados con quimio y radioterapia, notan alivio e incluso desaparición de los efectos colaterales y secuelas, experimentando una estimulación de la vitalidad en general y de las defensas inmunológicas en particular,

- en los embarazos, el Reiki armoniza tanto a la madre como al bebé, haciendo que el embarazo transcurra sin contratiempos,

- además vemos potenciada áreas como la creatividad, la energía mental positiva, la resistencia física, la amplificación de los sentidos, la capacidad de producir más y mejor, la comunicación en todos los niveles, la visión de metas comunes, se potencia la confianza en sí mismo y en el equipo, se manifiesta el respeto mutuo y personal, se abre la mente a nuevas y diferentes posibilidades de ver un problema o implementar una solución.


Prácticamente todo ámbito de la patología humana responde positivamente a la sanación por Reiki. Estas son algunas de las ventajas.

En la actualidad, el Reiki se utiliza en miles de centros de salud de importantes ciudades a lo largo del planeta, como en Nueva York, San Francisco, Los Ángeles, Madrid, Cuba, París, Londres, Berlín, entre otras, y en Argentina, varios centros de medicina prepaga ya incorporaron Reiki en su cartilla médica.



CONSULTAS Y CITA PREVIA:

 653-936-074

Juana Ma. Martínez Camacho
Reiki  Master