El ser humano es propenso a la auto-conversación negativa. Cuando ese diálogo es persistente, nos aboca a serios estados de indefensión y a bordear de forma peligrosa el abismo de la depresión. Cambiemos el discurso.
Ethan Kross (científico de psicología emocional, Universidad de Michigan) observó que hablarse a uno mismo pronunciando su nombre hace que tengas más éxito (no el diálogo negativo) en tu vida, mayor seguridad personal y más felicidad. El cerebro funciona mejor, su capacidad de percepción es más hábil y se gestiona mejor el mundo emocional.
1- El diálogo interno mejora la capacidad intelectual, potencia nuestra atención y capacidad de reflexión, la concentración estará más localizada y controlaremos más las distracciones, mejora mucho nuestros procesos cognitivos: “Carlos está perdiendo el tiempo inútilmente, cálmate y reflexiona sobre lo que está pasando”.
2- Hablar con uno mismo mejora la autoestima. Quedar con uno mismo. Espacios con uno mismo para reflexionar, hablarse bien como con el mejor amigo.
3- Hablar con uno mismo nos permite “centrarnos en el momento presente con las emociones presentes” para tomar conciencia de ellas y poder gestionarlas. Es una fuente poderosa de meditación, sincera y confiable y que no falla. En momentos difíciles decirnos “adelante”, no te rindas, vamos para allá.
Al hablarnos en voz alta activamos un “interruptor” en la corteza cerebral, donde se asienta la conciencia del “yo”, así desarrollamos un mejor control psicológico para pensar con mayor claridad y de forma más eficiente.
Al dar paso a una voz interior más calmada y segura, ganamos perspectiva y relativizamos los pensamientos negativos y rumiantes, para ello hay que entrenarse en “controlar” la conversación interna negativa.
Los pensamientos son una conversación honesta que el alma tiene consigo misma. Sócrates.
Cuidémosla y hablemos con ella de forma positiva.
www.centroelim.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario