Vivir agradecidos implica afirmar el bien y reconocer sus orígenes. Es comprender que la vida no nos debe nada, que todo lo bueno que tenemos es un regalo, y que debemos ser conscientes de que no podemos dar nada por sentado. Robert Emmons
La gratitud es una manera de ver que cambia nuestra mirada.
Existen numerosos estudios recientes que han investigado los efectos de la gratitud sobre la salud y el bienestar, estos ensayos clínicos , experimentos de laboratorio y encuestas a gran escala, han revelado que, sin duda, la práctica de la gratitud tiene resultados significativos, duraderos y positivos:
- llevar un diario de gratitud durante dos semanas produjo una disminución constante del estrés percibido (28%) y de la depresión (16%) en profesionales sanitarios.
- la gratitud está relacionada con un 23% de la reducción de los niveles de hormona del estrés (cortisol)
- el consumo de grasa en la alimentación se reduce hasta un 25% cuando las personas llevan un diario de gratitud
- escribir una carta de gratitud redujo el sentimiento de desesperanza en el 88% de los pacientes hospitalizados con tendencias suicidas y aumento sus niveles de optimismo en un 94%.
- la gratitud se asocia a un 10% de mejora en la calidad del sueño en pacientes con dolor crónico (el 76% de las cuales sufría de insomnio) y con el 19% de disminución de los niveles de depresión.
La gratitud nos capacita para que tomemos las riendas de nuestra vida emocional, y como consecuencia, nuestros cuerpos cosechan sus beneficios.
Como tratamiento, la gratitud es rentable, rápida y está al alcance de cualquier persona, no posee efectos secundarios conocidos, no es una panacea, pero puede reforzar significativamente, los efectos de los tratamientos médicos convencionales.
Sus efectos no se limitan al aspecto físico, sino que entre otras cosas, refuerza la autoestima, incrementa la fuerza de voluntad, fortalece las relaciones, profundiza la espiritualidad, impulsa la creatividad y mejora el rendimiento atlético y académico.
La gratitud, ha sido descrita como el rasgo positivo por excelencia, el amplificador de la bondad en uno mismo, en el mundo y en los demás, y la virtud con capacidad única para curar, energizar y cambiar la vida de las demás personas.
La gratitud es un estado complejo de interacciones cognitivas y emocionales, de modo que probablemente intervengan numerosos sistemas cerebrales, no es fácil aislar estos sistemas en un escáner cerebral, no obstante algunos estudios recientes de neuroimágenes ofrecen claves importantes sobre lo que ocurre en el interior del cráneo.
Al medir la actividad cerebral de los participantes, los investigadores descubrieron que la gratitud, al igual que otras emociones complejas, produce la activación sincronizada de numerosas regiones del cerebro implicadas en conceptos sociales, en respuestas emocionales, en la lógica y el procesamiento sensorial, sin embargo, la gratitud también activa algunos sectores de la vía de recompensa del cerebro y del hipotálamo, el cual controla la liberación de hormonas que regulan los procesos corporales, la gratitud activa centros relacionados con la moralidad, la vinculación con otras personas y la empatía.
La gratitud es un fertilizante para la mente, aumenta las conexiones y mejora su funcionamiento en casi todas las áreas de la experiencia.
El neurocientífico Rick Hanson, ha manifestado que el cerebro toma la forma sobre la que se apoya la mente. Si apoyamos la mente en la preocupación, la tristeza, el enfado, la irritabilidad, neuronalmente el cerebro comenzara a tomar la forma de la ansiedad, la depresión y el enfado.
Si le pedimos a nuestro cerebro que exprese gratitud, perfeccionará su capacidad para encontrar motivos de agradecimiento y comenzara a tomar la forma de la gratitud.
Todo lo que hacemos establece conexiones dentro de las redes del cerebro, y cuando repetimos las cosas, más fuertes se vuelven esas conexiones. La mente puede cambiar el cerebro de forma duradera.
Dicho de otra manera, aquello que fluye por la mente da forma al cerebro.
La experiencia de gratitud, es verdaderamente importante, no solo para nuestro bienestar cotidiano, sino también por la huella duradera que entreteje en lo profundo de nuestro ser.
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