¿Qué ocurriría si empezáramos a ver nuestras propias acciones poco hábiles, y las de los demás, no como pruebas de lo mal que lo hemos hecho, sino como “insanas expresiones de necesidades insatisfechas”?
Es importante reflexionar sobre qué es lo que más necesitamos cuando sufrimos, al hacerlo, podemos ser conscientes de que lo que los otros también tienen necesidades cuando sufren.
Por ej. sabemos por experiencia que cuando sufrimos no nos sirve que nos juzguen o ridiculicen, en cambio apreciamos cuando alguien nos comprende, nos brinda apoyo, amabilidad, paciencia, confianza en nuestra capacidad de sobrellevar el sufrimiento.
La simple proyección de nuestras necesidades en los demás, no necesariamente ayuda ni a nosotros, ni a la otra persona, sino que conviene desarrollar la capacidad de percibir exactamente los sentimientos y las necesidades nuestras, y las de la otra persona.
Ejercicio descubrir las necesidades detrás de las acciones
Siéntate en una postura cómoda, respira profundo un par de veces.
Recuerda alguna situación en la que has hecho algo de lo que no te sientes satisfecho y por ello te críticas, te juzgas… Puede ser algo que hiciste o dijiste, o algo que no hiciste o dijiste...
Tómate tiempo para recordar en detalle la situación y observa el diálogo interno…
¿Qué te dices con respecto a la situación, que juicio/critica emites ante lo sucedido?
Manteniendo el hecho en tu mente, trata de identificar qué necesidades te movieron a actuar así…
Se trata de explorar las necesidades, no de pensar que la acción es correcta o incorrecta…
Puedes guiarte de esta lista de necesidades de M. Rosenberg:
Autonomía: decidir tus propios sueños, objetivos y valores; decidir un plan personal para alcanzar esos sueños, objetivos y valores.
Integridad: autenticidad, creatividad, relevancia, autovaloración.
Interdependencia: aceptación, apreciación, intimidad, comunidad, consideración, contribución al enriquecimiento de la vida, seguridad emocional, empatía, honestidad, amor, reafirmación, apoyo, comprensión, cariño, cooperación.
Juego: diversión, risa
Comunión espiritual: belleza, armonía, inspiración, orden, paz.
Sustento físico: aire, comida, movimiento/ejercicio, descanso/sueño, expresión sexual, seguridad, cobijo, tacto, agua.
Respeto, seguridad, confianza.
Ahora reflexiona con estas preguntas:
1- ¿Cuáles podrían ser las necesidades básicas detrás de este comportamiento inhábil?
2- ¿Cuáles son los sentimientos que surgen cuando reconoces estas necesidades insatisfechas, en vez de quedarte en juicios o críticas internas sobre tus actos? ¿Hay alguna parte de ti que reconozca que la necesidad era legítima, aunque la manera de satisfacerla no fuera la más oportuna?
3- ¿Se te ocurren estrategias alternativas más hábiles para satisfacer las mismas necesidades?
4- ¿Sería justo que alguien te definiera y etiquetara basándose solo en esa acción particular? ¿Te define realmente esta acción? ¿Capturaría esa etiqueta toda la complejidad de tu ser?
Cuando hayas terminado el ejercicio, repítelo pensando en alguna acción inapropiada de otra persona, que te ha disgustado o provocado malestar a ti o a tu entorno.
Repasa la lista de necesidades básicas, mantén la mente en el acontecimiento y luego reflexiona sobre el cuestionario anterior, para desarrollar la empatía con los demás.
Te acompaño en tu Proceso
Juana Ma. Martínez Camacho
Terapeuta Transpersonal
Terapeuta Acompañante en Bioneuroemoción
Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva
Perceptiva)
Formación Internacional en
Psiconeuroinmunoendocrinología
www.centroelim.org Telf. 653-936-074
No hay comentarios:
Publicar un comentario