La respiración es algo que nos parece tan básico que apenas le prestamos atención. El comienzo de la respiración cuando nacemos marca nuestra entrada en el mundo. Su cese marca nuestra salida de él y nuestra partida hacia una nueva dimensión.
Si estamos atentos a los cambios en nuestra respiración, nos daremos cuenta inmediatamente de que éstos nos informan de que está habiendo un cambio mental y emocional.
La depresión tiene su propia forma de constreñir la respiración, limitando el movimiento del diafragma. La ansiedad genera un patrón respiratorio rápido y superficial que aumenta los niveles de ácido láctico en sangre, los cuales, a su vez, generan mayor grado de ansiedad.
Los ejercicios de respiración son muy importantes para ayudar a desprendernos de esas corazas emocionales que hemos desarrollado a lo largo de los años.
Músicos y actores, antes de entrar en escena, se aseguran de disponer de unos minutos para hacer una serie de respiraciones profundas con el objetivo de conseguir mayor serenidad.
Volver a un patrón de respiración tranquilo y abdominal tiene un poderoso efecto calmante y, por eso, es tan práctico en situaciones complicadas en el quirófano, ante un altercado en la calle o cuando estamos en casa y ocurre algo que puede sacarnos de nuestro punto de equilibrio.
La respiración, además de por su impacto fisiológico, es de enorme utilidad para cultivar la capacidad de concentrarnos y prestar atención. Si sencillamente cerramos unos minutos los ojos y nos concentramos en los movimientos de la respiración, incluso contándolos, veremos cómo experimentamos unos momentos agradables de calma, paz y serenidad.
El simple hecho de parar los pensamientos perturbadores que con tanta frecuencia invaden nuestra consciencia tiene un claro efecto saludable porque reduce nuestra tensión interior y produce relajación corporal.
Ejercicio para relajarse (puedes utilizarlo para el insomnio)
Cuando consigues relajar tu cuerpo, acabas relajando tu mente y, finalmente, te duermes.
Empieza a poner tu atención en los movimientos suaves de la respiración.
- Imagina que el aire se mueve desde el ombligo hasta la parte de la columna vertebral que se encuentra a la misma altura que el ombligo. Es decir, imagina que el aire entra por el ombligo y llega hasta la parte baja de la espalda, y luego, cuando espiras, va en sentido contrario.
Es como si hubiera un túnel que comunicara la parte anterior del cuerpo con la parte posterior. Cuenta unas quince inspiraciones y quince espiraciones.
- Repite lo mismo a la altura del corazón. El aire entra imaginariamente por la parte anterior del pecho y va hacia atrás hasta llegar a la parte de la columna vertebral situada a la misma altura.
Después, durante la espiración, se invierte el movimiento y el aire entra por detrás y sale por delante a la altura del corazón. También cuenta alrededor de quince inspiraciones y quince espiraciones.
- El último ejercicio respiratorio se hace a la altura del cuello. El aire entra a la altura de la laringe y sale por la parte posterior del cuello.
Al espirar el aire, entra por la parte posterior del cuello y sale por la parte anterior a la altura de la laringe. Cuenta quince inspiraciones y quince espiraciones.
Cuando te sientas tenso o confuso, recuerda que lo primero que has de hacer para sentirte sereno y confiado es tomar el control de la respiración. Es el paso más directo, rápido y eficiente para acceder de nuevo a un estado de equilibrio.
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