martes, 19 de noviembre de 2024

Comprender y regular la respuesta al estrés y las consecuencias del trauma, desde la Teoría Polivagal

 

La teoría polivagal, es un modelo explicativo que describe de manera concluyente la estructura, las propiedades y el funcionamiento del Sistema Nervioso Autónomo (SNA).

Desde el comienzo, como seres humanos, hemos estado buscando constantemente un entorno de vida seguro, así como relaciones en las que poder confiar.

El Sistema Nervioso Autónomo, es decir, involuntario, es la parte más importante de nuestro organismo.

Tal y  como indica la palabra “autónomo”, actúa sin nuestra voluntad, sin nuestra intervención activa o control consciente, y pasa desapercibido, en gran medida.

Trabaja sin descanso, día y noche e independientemente de nuestra actividad, para mantenernos a salvo.

Para esto, el sistema nervioso puede recurrir a tres posibles patrones de reacción autónoma, que se sitúan jerárquicamente y sus funciones reflejan la historia evolutiva del cerebro.

1- El primer sistema muy antiguo es llamado Vago Dorsal. Diseñado como un sistema de ahorro de energía que se manifiesta mediante el patrón de shock o simulación de muerte y busca la supervivencia en las situaciones más extremas.

En todo recién nacido, esta parte, ya está completamente desarrollada y funcional.

2- El sistema que le sigue en jerarquía, es el Sistema Simpático, más joven en términos evolutivos, capaz de movilizar fuerza para superar situaciones de emergencia y desencadenar nuestro comportamiento de lucha o huida.

3- El tercero en términos de historia evolutiva, es el Vago Ventral, es el más joven de los tres, está detrás de la capacidad de comunicarnos, de resolver problemas a través de la comunicación y de vivir en conexión o elegir conscientemente apartarnos.

Dependiendo de la maduración del sistema nervioso del niño, la madre asumirá temporalmente este papel regulador hasta que el niño aprenda a hacerlo por sí mismo.

Conocer el funcionamiento autónomo de nuestro cuerpo a través de los tres sistemas mencionados, es muy valioso a la hora de comprender las reacciones generales del estrés y el comportamiento humano, pero también para curar los traumas y los trastornos resultantes.

Estas conexiones y el conocimiento de ellas, también son esenciales para la interacción comunicativa básica y por lo tanto, para una vida social regulada.

Por eso no son solo de interés para aquellas personas afectadas por un trauma.

El hecho de que la teoría esté ganando progresivamente aceptación en todo el mundo, no es casualidad sino más bien, consecuencia de su correcto enfoque y del éxito de los métodos basados en ella, para mejorar la comunicación y la curación de los traumas; y también para diversas enfermedades que no se atribuirían fácilmente a un evento traumático, como los frecuentes y variados dolores, entre ellos, dolores de cabeza, de espalda, de las articulaciones, enfermedades internas y ortopédicas como hipertensión arterial, trastornos gastrointestinales, inflamación, artrosis, síndromes complejos como la fatiga crónica, las migrañas, la fibromialgia, las alergias, síndrome de burnout, etc.


La teoría polivagal fue mencionada por primera vez en 1994 por su fundador, profesor de psiquiatría Stephen W. Porges (científico), el mismo se sorprendió del éxito de su enfoque entre los médicos, en especial en traumatología.

Por fin se podían explicar de manera concluyente, qué reacciones físicas adaptativas ocurren después del trauma.

La búsqueda constante de seguridad y supervivencia, se hizo evidente como una meta justificada en la vida de todos los seres vivos.

Antes de desarrollar esta teoría, se suponía que nuestro Sistema Nervioso Autónomo, estaba formado por el Simpático y su opuesto el Parasimpático.

Una gran parte del Sistema Parasimpático, consiste en el Nervio Vago.

Porges descubrió que no solo hay un nervio vago, sino un sistema de reacción Autónomo Ventral, es decir, Anterior y otro Dorsal, es decir posterior.

Aunque ambos se consideran Sistemas Parasimpáticos, es decir, calmantes, tranquilizadores, sus funciones no podrían ser más diferentes.

La rama anterior del Nervio Vago, nos mantiene conectados y con una energía vital sana, mientras que la Posterior, desencadena estados de shock y desmayo y por lo tanto, procesa situaciones que suponen una amenaza para la vida.

La separación y el retraimiento, son características de patrón de respuesta del Vago Posterior.

El término Polivagal, está compuesto por poly (del griego): muchos, más de uno, vagal (del latin); vagar.

Nervius vagus: significa “nervio errante”.

Porges, al principio, se centraba en la obstetricia dándose cuenta que una fuerte activación en el sistema del Nervio Vago, era sinónimo de una buena salud.

Sin embargo, reparó en algo crucial: un pediatra había observado que una fuerte actividad del Vago, viene acompañada de un descenso de la frecuencia cardiaca, la cual es a su vez responsable de la mortalidad que se da principalmente en bebés prematuros. Esto se describió como la paradoja del Vago y lo invitó a Porges a investigar con más profundidad.

Finalmente, dio con dos Sistemas Vagales:

el Vago Ventral y el Vago Dorsal.

Luego, observó una conexión entre los trastornos mentales y un debilitamiento del sistema Vago Ventral.

Basó su teoría en algunos síntomas que ocurren con cierta frecuencia:

hipersensibilidad auditiva o la incapacidad de hacer o mantener contacto visual.

 

¿Cómo podemos utilizar esto para mejorar nuestra salud en el día a día?

La teoría polivagal, distingue tres sistemas o estados fisiológicos autónomos que se denominan Vago Ventral, Simpático y Vago Dorsal.

Estos estados corporales, se denominan mecanismos de adaptación, recurren a diversas capacidades físicas y cada uno provoca patrones de comportamientos típicos.

Cada uno de estos mecanismos, está representado por diferentes contextos anatómicos. Los tres patrones de reacción funcionan jerárquicamente.

Los cambios rápidos entre los tres estados autónomos, son parte normal de la fisiología del ser humano, como del resto de los vertebrados. Pero cuando nos quedamos atrapados en uno de estos patrones, supone una desviación de la norma,

y por lo tanto, un caldo de cultivo para que surja la enfermedad.

El objetivo final, siempre es la supervivencia, y también recuperar y mantener la

seguridad.

Es aprender unos ejercicios coherentes, diseñados para cada situación, (lo veremos

más adelante), que ayudarán al cuerpo en la transición a un estado autónomo más

favorable.


Veamos cómo funciona la jerarquía autónoma:

Nuestro Sistema Nervioso Autónomo, reacciona ante todo lo que conforma nuestro entorno, a una velocidad vertiginosa. Cada pequeño estímulo, es registrado subconscientemente comparado con lo conocido y categorizado. Así es como reaccionamos ante lo agradable, lo desagradable y lo peligroso, con los tres patrones autónomos antes descritos.

El Sistema Nervioso Autónomo, también mantiene las funciones orgánicas básicas de forma independiente, y por lo tanto, en general de forma inconsciente para nosotros. Ejemplo, la digestión, la frecuencia cardiaca, etc., en un momento de gran excitación, no puedes mantener el pulso tranquilo.

El Sistema Autónomo, basa sus decisiones en todas las experiencias previas y siempre trabaja para asegurar tu bienestar y supervivencia.



Mientras nuestro tronco encefálico califique los estímulos entrantes como seguros, permaneceremos en el programa del Nervio Vago Ventral.

Sin embargo, cuando nuestro cuerpo cree estar amenazado, se produce un cambio al Simpático y subconscientemente decidimos luchar o si eso no es posible, huir del peligro.

Si nuestro cerebro, interpreta la situación como una amenaza para la vida, el Vago Dorsal toma el relevo y nos deja aguantar en un estado de entumecimiento, impotencia y rigidez.

Cuando salimos de este estado en el que nos hacemos los muertos, también sucede en el orden jerárquico, desde el Nervio Vago Dorsal, pasando por el Sistema Nervioso Simpático hasta el Sistema Vago Ventral.

Esto explica, por qué las personas que han estado en un estado de desconexión o rigidez durante mucho tiempo, de repente, muestran rasgos muy combativos o, ante el asombro de quienes los rodean, huyen precipitadamente, ya que en cuanto el sistema nervioso se vuelve a poner un poco en marcha, se abren posibilidades que antes no estaban al alcance.

Después de una fase de regulación, lo normal es que del Sistema de Lucha o Huida, se pase de nuevo al modo del Nervio Vago Ventral. La vida vuelve a la normalidad.


Para aprender mas sobre el tema:

CURSO EL NERVIO VAGO - LA TEORÍA POLIVAGAL Y EL ESTRÉS

Aprendiendo autorregularnos.

www.centroelim.org

WhatsApp: 65-39-36-074





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