viernes, 26 de julio de 2024

El sufrimiento

                                 

El sufrimiento surge al creer un pensamiento que está en desacuerdo con lo que es.

Cuando nuestra mente está clara, entonces lo que es, es lo que queremos. El querer que la realidad sea diferente de lo que es, es como pretender enseñarle a ladrar a un gato. Pretender que la realidad sea diferente a lo que es, es un deseo imposible de satisfacer.

Si observamos nuestra mente, durante el día solemos tener muchos pensamientos del tipo “tal persona debería ser de tal manera”, “mi pareja debería estar de acuerdo conmigo”, “debería estar más delgada”, “debería haber menos cola en el supermercado”, etc., así, con estos pensamientos deseamos que las cosas sean diferentes a lo que realmente son.

Todas las tensiones que sufrimos, tienen que ver con la discusión con lo que es.

Lo que piensas que no debería haber sucedido, si debería haber sucedido, sencillamente porque así fue, y ningún pensamiento puede cambiarlo. Ahora esto no quiere decir que deba tolerarlo, ni aprobarlo, solo significa que puedes ver las cosas sin resistirte y sin luchar interiormente, lo cual genera confusión.

Nadie quiere enfermarse o tener un accidente, pero si ya ocurrió, ¿porque discutir mentalmente con lo que sucedió? Y sabemos que esto no tiene sentido, sin embargo, lo seguimos haciendo por no saber cómo dejar de hacerlo.

Cuando discutimos con la realidad, sufrimos, sentimos tensión y frustración, no nos sentimos normales ni equilibrados. Cuando dejamos de oponernos a la realidad, la acción se convierte en algo sencillo, fluido, amable y seguro.

En el Universo, podemos encontrar tres tipos de asuntos: los míos, los tuyos y los de Dios (Realidad, o como le queramos llamar, lo que escapa a mi control o el tuyo…)

Gran parte de las tensiones que vivimos, vienen de vivir mentalmente fuera de nuestros asuntos, ej. cuando pienso: “deberías encontrar un trabajo”, “quiero que seas feliz”, “deberías se puntual”…, en estos casos, me estoy metiendo en tus asuntos., cuando me preocupo por las inundaciones, la guerra, etc., me estoy metiendo en los asuntos de Dios.

Si tú estás viviendo tu vida y yo estoy viviendo mentalmente tu vida, entonces ¿quién está aquí viviendo la mía?, ocuparme mentalmente de tus asuntos, me impide estar presente en los míos, me separo de mi misma y luego me pregunto porque no funciona mi vida.

El pensar que sé que es lo mejor para los demás, aunque sea en nombre del amor, es estar fuera de mis asuntos, genera tensión, ansiedad y miedo, y en realidad ¿acaso sé lo que es adecuado para mí?

Cuando te sientas tenso o incómodo, pregúntate de quien son los asuntos en lo que estas ocupándote mentalmente, esta pregunta puede volverte a ti mismo, e invitarte a estar presente, el practicar esto durante un tiempo, quizá te haga descubrir que en realidad no tienes ningún asunto y que tu vida funciona perfectamente por sí misma.

Un pensamiento resulta inofensivo a menos que nos lo creamos, o sea que no son nuestros pensamientos, sino nuestro apego a ellos lo que origina nuestro sufrimiento, al apegarnos creemos que es verdad sin indagar si en realidad lo es. Así una creencia es un pensamiento al que hemos estado apegados, a menudo, durante años. La mayoría de las personas creen que son lo que sus pensamientos dicen que son.

Byron Katie


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