Tengamos en cuenta que donde llevemos nuestra atención, van nuestras emociones y se hace más real para nosotros.
Si solo estamos enfocados en el aspecto negativo de las cosas, llega un momento literalmente, en el que aunque haya un aspecto positivo y valioso, no lo podremos ver, la percepción es una construcción cerebral.
Hay personas que viven en un mundo de oportunidad, no niegan la realidad de los problemas, tampoco niegan la posibilidad de las oportunidades; hay personas que viven constantemente en un mundo de amenaza; viven en el mismo espacio físico pero no viven en el mismo espacio mental.
Si creo que hay oportunidades, encontraré una dificultad, tendré que lidiar con esa dificultad pero no me concentraré, no llevaré toda mi atención al problema, sino también a la búsqueda de soluciones, con lo cual es mucho más probable que las encuentre.
Y esto no es genético, como se suele pensar; solo el 40 % es genético y el 60% es no genético. Hoy sabemos que los estados emocionales de la persona afectan el material genético, la Epigenética (ciencia sólida, de peso) demuestra que los estados emocionales movilizan ciertas hormonas, moléculas de la emoción (como las llamó Candace Pert) que interactúan con las membranas de las células, tienen acceso al material genético y hacen que unos genes se queden dormidos y otros se despierten.
Esto tiene un gran impacto, pues hay algunos genes que es fabuloso que se despierten, relacionados con neurotransmisores que tienen que ver con la inteligencia, y hay otros genes que es mejor que sigan dormidos.
Una vez que se ha descubierto la Epigenética, ya tampoco podemos decir 40 % y 60%, es como decía Ortega y Gasset, “el ser humano no es un participio sino un gerundio”, no estamos hechos del todo, sino que nos vamos haciendo.
Lo primero que tenemos que entender, es que esto es un proceso y la pregunta es:
¿Realmente el cerebro puede cambiar?
Hoy sabemos que el cerebro es plástico, la neuroplasticidad tiene dos facetas:
- la conexión de nuevas neuronas y
- la generación de nuevas neuronas a partir de células madre.
Podemos generar entre 500 y 1000 neuronas a partir de células madre al día, esto quiere decir que cuando estamos buscando el lado positivo de la vida, sin negar que hay un lado muy duro, muy doloroso y desfavorable, estamos cambiando la estructura física del proceso.
Tengamos en cuenta que las células madre, tienen que viajar un milímetro hasta el hipocampo y ahí en veintiún días se han convertido en nuevas neuronas. Estas nuevas neuronas de la memoria y el aprendizaje, reestructuran toda nuestra personalidad porque tienen conexiones a la corteza cerebral.
Esto quiere decir que en el fondo, estamos reinventando nuestro cerebro y va pasando el tiempo y si nos mantenemos, si seguimos aunque tengamos caídas y lo volvemos a tomar, aunque nos parezca una tontería, llega un momento en que el cerebro realmente, físicamente cambia y de manera natural, empiezas a ver con especial facilidad aquello de la vida que si está bien, con lo cual, tu forma de relacionarte con la vida es radicalmente distinta, porque te relacionas con más ilusión, con más alegría, no niegas el problema, pero das más peso a la oportunidad.
Ante algún desafío, por duro que sea, el cerebro tiene dos modos de operar:
- supervivencia o
- adaptación
Si se queda en modo supervivencia; es luchar, huir o bloquearse.
El problema puede ser real (estoy sin trabajo) pero el mayor problema, es el diálogo interno que la persona tiene ante esa situación, “no hay salida, no puedo, no hay manera de salir de esta situación”, ese diálogo tiene la capacidad de bloquear el cerebro, se ha podido fotografiar el impacto con resonancia funcional magnética.
La forma en que valoremos una cosa afecta tremendamente al potencial, a los recursos que podamos aflorar.
Si lo que está ocurriendo lo valoramos como algo que no podemos afrontar porque es muy complicado, o pensamos que son los demás lo que lo tienen que resolver, no vamos a sacar nuestro potencial.
Somos absolutamente capaces de salir de la situación difícil, siempre que tengamos un cambio en la actitud, sensación de responsabilidad; yo no lo puedo hacer todo, al menos puedo hacer algo, me voy a dedicar a hacer aquello que pueda hacer, se trata de generar muchas más conversaciones que crean valor; tú qué es lo que sientes, que necesitas, que podemos hacer juntos, en lugar de dedicarnos a cambiar cosas que a lo mejor están tan alejadas de nosotros, que ahí perdemos toda nuestra energía, nuestra fuerza, nuestra vitalidad.
Se trata de invertir bien la energía, donde va nuestro foco, va nuestra energía, van nuestras emociones y vamos nosotros.
Dr. M. Puig
www.centroelim.org