La práctica de la respiración consciente puede parecer simple, pero el efecto es grande. Al centrarnos en nuestra inspiración, liberamos el pasado, liberamos el futuro, liberamos nuestros proyectos. Habitamos la respiración con todo nuestro ser.
Nuestra mente regresa a nuestro cuerpo y nos encontramos verdaderamente ahí, vivos, en el instante presente. Estamos en casa.
Un solo aliento, inspiración y espiración, puede hacer que estemos plenamente presentes y vivos otra vez.
La plena consciencia o atención plena es la energía que nos hace estar plenamente presentes, plenamente vivos en el aquí y el ahora.
Si volvemos a casa y advertimos que nuestro cuerpo porta cierta tensión o dolor, la plena consciencia nos permitirá ser conscientes de ello.
La plena consciencia es aquello que nos permite volver a tomar contacto con lo que está ocurriendo en nuestro cuerpo, en nuestros sentimientos, en nuestro pensamiento y también en nuestro entorno en el momento presente.
Nos permite estar plenamente presentes en el aquí y el ahora, mente y cuerpo unidos, conocedores de lo que acontece en nuestro interior y a nuestro alrededor.
Podemos tomar el té en plena consciencia, desayunar en plena consciencia y ducharnos en plena consciencia; todo ello pasa a convertirse en nuestra práctica espiritual y nos proporciona fuerza para controlar las muchas dificultades que surgen en nuestra vida cotidiana y en la sociedad.
Dondequiera que estés, el mero hecho de ser consciente de tu cuerpo y del estado de relajación, tensión o dolor (o incluso de todos a la vez, en diferentes áreas) que estás experimentando, ya te permite cierta comprensión, cierto despertar, cierta conciencia: cierta iluminación. Y cuando sabes que en tu cuerpo hay alguna tensión o dolor, probablemente quieras hacer algo para aliviarlo. Al inspirar y espirar podemos decirnos a nosotros mismos: «Al inspirar, soy consciente de cierta tensión o dolor en mi cuerpo; al espirar, permito que la tensión y el dolor de mi cuerpo se liberen». Ésta es la práctica del mindfulness del cuerpo.
No puedes decir: «Estoy muy ocupado, no tengo tiempo para la meditación». No. Al caminar de un edificio a otro, al desplazarte del aparcamiento a tu oficina, siempre puedes disfrutar de un paseo consciente, recrearte en cada uno de tus pasos. Cada paso que des sumergido en la plena consciencia o atención plena te ayudará a liberar la tensión de tu cuerpo, la tensión de tus sentimientos, y te traerá la curación, el gozo, la transformación.
Práctica sencilla
Siéntate, procura que tu espalda y cuello tracen una línea recta, pero no rígida o tensa. Centra tu atención en la respiración mientras fluye primero dentro, y después fuera, de tu vientre y de tu pecho.
Al inspirar, siento que mi aliento se adentra en mi vientre y en mi pecho.
Al espirar, siento que mi aliento sale de mi vientre y de mi pecho.
Al inspirar, soy consciente de todo mi cuerpo.
Al espirar, sonrío a todo mi cuerpo.
Al inspirar, soy consciente de algunos dolores y tensiones en mi cuerpo.
Al espirar, libero todos los dolores y tensiones de mi cuerpo.
Al inspirar, me siento bien.
Al espirar, me siento ligero.
Puedes practicar con esta estrofa muchas veces a lo largo del día, en el trabajo o en cualquier momento, para recuperar una sensación de amplitud, relajación y liviandad.
Thich Nhat Hanh
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