jueves, 19 de octubre de 2023

¿Qué pasa con las emociones al practicar Mindfulness- Atención Plena?


Una de las consecuencias de esta práctica, es que pasamos de la evaluación automática, a la evaluación reflexiva, pudiendo hacer una pausa, tomarnos tiempo para reflexionar, para evaluar los estímulos y por lo tanto, no responder de manera automática, condicionada, ante el estímulo emocional. 

Es importante recordar, que el sistema nervioso, tiene mecanismos que le permiten modular y regular las emociones de tal manera que el estado de activación, se mantenga dentro de lo que Siegel llama la “ventana de tolerancia”; o sea que, si existe demasiada excitación, nuestras reacciones van a ser caóticas, y si hay muy poca excitación, no habrá reacción. 

Los límites de la ventana de tolerancia son, por un lado la rigidez y la depresión, y por el otro, el caos. Y resulta fácil que, una emoción intensa nos arroje fuera de la ventana de tolerancia (por demasiada excitación o por demasiada inhibición, como comentamos antes), incapacitándonos para responder con equilibrio y fluidez a las situaciones estresantes que se presentan. 

Estos mecanismos reguladores de las emociones están situados fundamentalmente en la corteza prefrontal, la cual modula la reacción de los centros subcorticales como la amígdala, y lo que hace la meditación, (contrastado en estudios de imágenes), es reforzar la acción de la corteza prefrontal, facilitar la regulación y disminuir la reactividad excesiva e impremeditada ante los estímulos emocionales, es decir, facilitar el equilibrio emocional, manteniendo al sistema nervioso dentro de la ventana de tolerancia. 

Cuando nos disponemos a observar todo lo que sentimos, vamos pudiendo ver objetivamente lo que se mueve dentro nuestro, sin automanipularnos. 

La no-resistencia a ningún contenido interno produce una autorregulación de la psique, y, con ello, la opción de una conducta integrada y congruente; la conducta no será descontrolada, inadaptada, sino, por el contrario, al dar cabida a todo lo que sentimos, los sentires se compensarán entre sí, generando un equilibrio coherente. 

Por ejemplo: aceptamos nuestro enojo ante una persona, le damos lugar a esa emoción, sin disfrazarla, sin autoprohibírsela, simplemente, la dejamos ser dentro nuestro, percibiendo que estamos enfadados. Pero ese enojo no estará aislado dentro nuestro: los sentires no tienen exclusión entre sí, por lo cual simultáneamente, ante un mismo estímulo, sentimos muchas sensaciones y emociones diferentes. 

En este ejemplo, quizás también sintamos afecto o respeto por esa persona, o compasión. Así, esos sentimientos se regularán entre sí, a partir de nuestra actitud de no excluir a ninguno de ellos: el afecto, el respeto, la compasión cumplirán con la misión de balancear la emoción enojosa, dándole a ese enojo la medida justa y sana de su expresión (por ej. manifestándolo maduramente poniendo un límite). 

La no-exclusión, permite el equilibrio interno. La visión de la mente nos permite dirigir el flujo de energía e información hacia la integración, y la integración conlleva a la ausencia de enfermedad y la aparición del bienestar. (Daniel Siegel).


 Identificación y desidentificación con las emociones

 Cuando no luchamos con lo que sentimos, y le damos cabida a todo lo que es, la agitación disminuye, la lucha interna va cesando, y vamos encontrando un lugar interno, que no participa de ese revuelo: un eje de calma en medio de la tormenta, "el ojo del huracán". A esto se le llama desidentificación. 

Estar identificado con un estado emocional implica estar obnubilado por él: me creo ser eso. "Identificado" significa que creo que esa es mi identidad: yo soy mi dolor, yo soy mi angustia, yo soy mi enojo. 

Poder desidentificarse hace que, al tomar distancia de eso que siento, sin estar involucrado, vea eso que siento en el contexto de todo lo que soy. Y me doy cuenta que soy mucho más que eso: soy muchas más emociones que esa, muchos otros estados, y a la vez, no soy ninguno de ellos, pues lo que verdaderamente es en mí, es esa conciencia que está detrás de todos los estados, de todas las emociones (que no son más que contenidos de esa conciencia, y, por ello, elementos transitorios, impermanentes).

 La desidentificación permite que, aun en medio de emociones encontradas, pueda haber un núcleo interno exento de dolor, de miedo, de enojo... 

Ese Observador es como un estrato más profundo, por debajo de las agitadas olas del mar. Es lo permanente detrás de la impermanencia. Cuando nos observamos, y, desde la Conciencia-Testigo, tomamos distancia interna de lo que nos pasa, ampliamos el campo de conciencia, de modo que ese contenido interno, es percibido en el contexto de todo lo que soy: puedo ver los otros contenidos internos (en el ejemplo, la compasión, el respeto, el afecto...). 

Y viendo en su conjunto todo lo que me pasa, sin exlusión, puedo organizar una conducta más integrada y más congruente con todo lo que soy.


Más sobre Mindfulness


CURSO MINDFULNESS-ATENCIÓN PLENA




No hay comentarios:

Publicar un comentario